El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes y devastadoras que afecta a las mujeres en todo el mundo, siendo una de las principales causas de mortalidad femenina. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año se diagnostican más de 2 millones de nuevos casos globalmente, y las previsiones son alarmantes. Para 2050, se espera que el número total de nuevos casos de cáncer supere los 35 millones, lo que representa un aumento del 77% con respecto a las cifras en 2022.
Afortunadamente, gracias a los avances en la medicina moderna, existen diversas opciones de tratamiento que han mejorado significativamente las tasas de supervivencia y calidad de vida de las pacientes. Estos enfoques, que van desde la cirugía hasta innovadoras terapias dirigidas, permiten abordar el cáncer de manera más personalizada y efectiva.
Cirugía
La cirugía es uno de los tratamientos más comunes, especialmente en etapas iniciales del cáncer de mama. Dependiendo de las características del tumor, la paciente puede optar por una tumorectomía (cirugía conservadora) o una mastectomía (extirpación total de la mama). La American Cancer Society (ACS) indica que la tumorectomía suele ser seguida de radioterapia para reducir la posibilidad de recurrencia local. Por su parte y en ciertos casos, la mastectomía puede combinarse con una reconstrucción mamaria, ayudando a mejorar la calidad de vida y el bienestar emocional de la paciente
Quimioterapia
La quimioterapia utiliza fármacos potentes para destruir o reducir las células cancerosas, ya sea antes de la cirugía o después de la misma. La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) ha demostrado en estudios que la quimioterapia puede mejorar significativamente las tasas de supervivencia en mujeres con cáncer de mama en etapa avanzada o metastásico. Los efectos secundarios incluyen fatiga, pérdida de cabello y náuseas, pero gracias a los avances médicos, ahora existen medicamentos que ayudan a mitigar algunos de estos síntomas, mejorando la experiencia de las pacientes durante el tratamiento.
Radioterapia
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir células cancerosas en el área afectada. Es una opción crucial después de una tumorectomía para minimizar el riesgo de que el cáncer regrese en el mismo lugar. El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) señala que la radioterapia ha demostrado ser muy eficaz, con pocos efectos secundarios a largo plazo, cuando se combina con otros tratamientos como la cirugía o la quimioterapia . Los estudios sugieren que este tratamiento es particularmente útil para pacientes que buscan preservar la mayor parte de su tejido mamario.
Terapia hormonal
De acuerdo con la American Cancer Society, la terapia hormonal es un tratamiento esencial para mujeres con cáncer de seno que tienen tumores positivos para hormonas, como el estrógeno y la progesterona. Este tratamiento bloquea la acción de estas hormonas en las células cancerosas y se utiliza comúnmente después de la cirugía para disminuir el riesgo de que el cáncer regrese.
Terapias dirigidas
Las terapias dirigidas son tratamientos para el cáncer de mama que utilizan medicamentos para atacar partes específicas de las células cancerosas. Según la Clínica Mayo, estos pueden ayudar a reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía, disminuir el riesgo de que el cáncer regrese después de la cirugía y tratar el cáncer que se ha propagado a otras partes del cuerpo. La OMS apoya las terapias dirigidas para el cáncer de mama por ser tratamientos más efectivos y menos dañinos que la quimioterapia.
