En la actualidad, muchas madres enfrentan una presión cada vez mayor para cumplir con las expectativas sociales, lo que las lleva a dejar de lado su propio bienestar. En la mayoría de los casos, perciben el autocuidado como un acto egoísta, lo que las lleva a priorizar las necesidades de sus hijos por encima de las propias. Esto ha generado una conversación urgente sobre la importancia de cambiar la percepción y aliviar la carga que ha sido impuesta por la sociedad a lo largo de los años.
”Entendemos que el cariño y devoción siempre estarán presentes, pero muchas veces la mamá queda en segundo plano, dándole toda la prioridad al bebé. Por eso buscamos que familiares, pareja, amigos y la sociedad en general empoderen a la mamá, para que el cuidado del bebé sea compartido. Así, ella puede tener esos momentos diarios para sí misma, no sólo para necesidades básicas como comer tranquilamente, bañarse o dormir, sino para dedicar tiempo a su autocuidado: leer, arreglarse, meditar o hacer rutinas que la hagan sentirse bien. La devoción por el bebé no debe hacer que una mujer se pierda como persona. Si la mamá no está bien, no podrá estar al cien para su bebé,” señaló Daniela Aguilera, Marketing Manager Mother & Child Care en Philips.
De acuerdo con Aguilera, uno de los desafíos más grandes es poner este tema en la conversación. “Sabemos que este es un tema muy tabú, y hemos notado que las mamás sienten una presión mucho mayor que las de hace diez años porque tienen la sensación de que deben hacerlo todo por sí solas,” señaló, y agregó que estas conversaciones se pueden desestigmatizar a través de campañas de impacto como Share The Care, que además empodera a las mamás para que reconozcan la importancia de cuidar de sí mismas.
”No se trata sólo de ofrecer ayuda, sino de alzar la voz y reconocer que el apoyo no sólo debe venir de la pareja, sino también de otras personas que conforman su red de apoyo. El verdadero desafío es abrir el diálogo y asegurar que las mamás no se sientan culpables por buscar su bienestar”.
La especialista destacó que esto es clave para las mamás primerizas, que a menudo se cuestionan cómo pueden separarse de sus bebés. “Es crucial comprender que no se están alejando, sino que necesitan cuidarse para funcionar al cien. Está bien sentirse agotada, querer dormir más o tomarse un tiempo para arreglarse; eso no las convierte en malas mamás ni en malas mujeres”.
Uno de los temas más complejos para las mamás es la culpa. Muchas sienten que pedir ayuda o delegar el cuidado del bebé es un fallo personal. De acuerdo con el estudio Share the Care de Philips, el 44% de las mamás siente que deben ser capaces de cumplir con todas las expectativas y el 86% afirma que son ellas quienes cargan con la responsabilidad del cuidado del bebé la mayor parte del tiempo”.
Como mujeres, enfrentamos la expectativa de poder con todo, pero la realidad es que no es posible. Dentro de los roles que ocupamos en la sociedad y de la naturaleza misma de ser mujer, que a menudo nos convierte en pilares fundamentales de la familia, los riesgos son significativos si no nos cuidamos”.
Aguilera destacó que cuando una cae en el llamado “burnout materno”, no sólo se ve afectada física y emocionalmente, sino que se vuelve incapaz de cuidar adecuadamente a otros y pierde la oportunidad de disfrutar esos momentos. “El burnout materno ha ido en aumento y, aunque no se aborda con la misma atención que el burnout en otros ámbitos, su impacto es real y profundo, afectando a las mamás en su bienestar diario.
”El estudio también señala que el 31% de las mamás evita pedir ayuda por miedo a ser una carga, mientras que el 38% de la sociedad se abstiene de ofrecer apoyo por temor a no cumplir con las expectativas de la madre. En estos casos, como señala la especialista, “es fundamental no juzgar las decisiones que una madre tome en función de sus recursos y lo que la haga sentir más segura. Ya sea optar por una guardería, contratar a una enfermera o niñera, o recurrir a personas cercanas de confianza, cada elección debe ser respetada y valorada.”