Nada en el cuerpo está de más. Algunos no les prestan atención a los dientes, cuando son piezas fundamentales para realizar ciertas funciones, como masticar y hablar. Además, de esto que también tiene una gran carga en la autoestima, ya que la sonrisa es una carta de presentación, así que cuidarlos es esencial.
Tenerlos grandes y blancos es el estándar que se ha impuesto por la industria del espectáculo como los dientes “ideales” y muchos acuden al diseño de sonrisa para armonizar su imagen. Pero, muchas veces recurrir a esta técnica puede derivar en tener risa de comercial sacrificando la salud dental.
Gracias al diseño de sonrisa no solo se interviene en el aspecto estético, sino también funcional. Lo cual se logra mediante la combinación de distintos tratamientos odontológicos y es importante recalcar que las necesidades de cada paciente son únicas. Hay varios procedimientos como el no invasivo, por ortodoncia, con carillas, complejo y digital.
Los lentes cerámicos dentales, la tendencia para el diseño de sonrisa
Uno de los diseños de sonrisa que tuvo más auge fue el de carilla de porcelana, un boom, en el que muchos optaron, sin prever las desventajas o que estaban sacrificando por tener una sonrisa perfecta. Una de las desventajas de este procedimiento es su grosor, por lo que se requiere hacer un desgaste mínimo de los dientes, que es irreversible y también genera cierta sensibilidad dental.
Sin embargo, desde hace un tiempo, hay una nueva técnica, los llamados carillas dentales tipo lentes de contacto, que son unas láminas finas que van superpuestas sobre los dientes para mejorar tamaño, forma y su color.
La odontóloga colombiana Verónica Rodríguez explicó en su cuenta en Youtube, que estos lentes “van adheridas al diente, al esmalte dental. Gracias a los avances odontológicos son mínimamente invasivos. Se toca menos el diente, ya que son carillas con un espesor muy fino, láminas muy finas confeccionadas en laboratorios. Antes las carillas de porcelana eran más gruesas y por eso había que hacer un tallado un poco mayor al diente para tener el espesor necesario para poder adherirse”.
“El diente no tiene que ser tocado. Solo se hace unas pequeñas rugosidades o pulido para adherir y sellar muy bien la carilla al diente, y con esto conseguimos conservar la naturalidad, la estética y la armonización de toda la sonrisa sin dañar el diente sano. Es una estética máxima”, remató la experta.