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Elvira Liceaga redefine el concepto de ‘sororidad’ en ‘Las Vigilantes’

Elvira Liceaga demuestra en ‘Las Vigilantes’ que la unión entre mujeres es más valiosa de lo que pensamos.

Elvira Liceaga redefine el concepto de sororidad
Elvira Liceaga redefine el concepto de sororidad Freepik (Freepik)

Elvira Liceaga nos presenta en ‘Las Vigilantes’ a Julia, Catalina y Silvia, tres historias que aparentemente son distintas hasta que terminan conectándose no solo entre ellas sino con su propio lector que podrá ver el reflejo de los problemas cotidianos y los demonios internos dentro de ellas, demostrando que la unión entre mujeres es más valiosa de lo que pensamos.

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“Empecé escribiendo escenas aparentemente inconexas, pero después me di cuenta de que tenía frente a mí a Julia, una joven que terminó sus estudios y regresa a vivir a México, a Catalina, una terapeuta ahora jubilada que vive con el dolor de una hija fallecida, y a Silvia, una mujer que ha tenido que hacer de madre con sus hermanos, que está embarazada y no quiere quedarse con su bebé”.

Aunque podría confundirse, la que sería la primera novela de la originaria de Ciudad de México, expone temas que no solo se enfocan en la maternidad, también en el duelo y en ese momento en el que parece que la vida no está tomando el rumbo que buscamos en la parte profesional, hay frustración, pero dentro de esa tormentosa realidad, Liceaga logra rescatar el poder del género femenino.

“Sus experiencias atravesaban temas importantes como el derecho a decidir, el deseo de no ser madre, el hartazgo de las madres, las maternidades fluidas, como yo las llamo, la complejidad de la relación entre mujeres, cómo funcionan los duelos; pero me propuse no soltar la experiencia de estas tres mujeres y adentrarme en sus mentes, a las vivencias de sus cuerpos, y alejarme de los discursos, para nunca decirle al lector qué pensar”.

La esencia de ‘Las Vigilantes’ es única, pues, no solo logra adentrarte en un relato que se siente como arena entre los dedos, sino que esa conexión que logra desde el primer momento con los lectores refleja la verdad sobre las mujeres dejando de lado la idealización y haciendo de sus tres protagonistas mujeres capaces dentro de su ternura y momentos de fragilidad.

“Estas protagonistas no son feministas ideales, sino mujeres que lejos del heroísmo cometen errores y se contradicen tanto como son tiernas y muy capaces”.

Elvira Liceaga 'Las Vigilantes'
Elvira Liceaga 'Las Vigilantes' Cortesía (Cortesía)

Eso sí, la historia no está muy alejada de su vida, pues, se inspiró en mujeres que formaron parte de su vida y los problemas que vienen de generaciones anteriores y el lugar donde creció, ambientándose en las calles de la colonia Narvarte en la Ciudad de México. Además, plasma en su relato, parte de sus investigaciones a través de testimonios, documentales y libros.

“Julia se parece a mí. Catalina y Silvia se parecen, a mí, a mis abuelas, mis tías, primas. Vengo de una familia de muchísimas mujeres, de Guerrero, y me inspiré en cómo vivimos las pérdidas, las violencias machistas, cómo las generaciones anteriores se han cuidado antes de que lo llamáramos sororidad”.

A esta explicación, Elvira Liceaga sumó cómo es que a veces sin darnos cuenta ayudamos cuando, sin darnos cuenta las que necesitamos una mano, somos nostras y añadió que su objetivo no solo era hablar sobre la sororidad y la unión entre mujeres o la maternidad, también en cómo acontece la ternura, la cercanía, el dolor, el cuidado, el descuido.

“Hay diferencias que parece que nos acercan y a veces cruzamos límites, a pesar de nuestras buenas intenciones. A veces no sabemos dónde poner el amor que nos queda después de perder a una hija, una hermana. A veces creemos que podemos ayudar y quien necesita ayuda somos nosotras”.

Las Vigilantes
Las Vigilantes Unsplash (Unsplash)

La novela de la autora promueve un viaje de introspección a uno mismo, invitándonos a reflexionar sobre lo que pedimos o exigimos a nuestras figuras femeninas:

“En las relaciones de confianza, donde hay proyección, desdoblamientos, como con nuestras madres o hermanas, solemos exigirles lo que secretamente nos exigimos, o no sabemos exigirnos, a nosotras mismas”.

Por último, la autora revela entusiasmada cómo ha sentido la respuesta del público hacia su novela, contando como es que las propias lectoras debaten sobre la complejidad de las relaciones entre mujeres:

“La respuesta ha sido muy bonita, ha tejido redes, sobre todo de lectoras que debaten el ser hija, el ser mujer, las maternidades, los duelos, la cercanía tan compleja entre mujeres… Eso para mí es ya un sueño hecho realidad, que otras mujeres se vean en las protagonistas, que se queden pensando en las capas de la novela, en lo que se dice y no se dice”.

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