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Espacios inclusivos para un futuro sostenible: el papel crucial de la diversidad en las empresas

Conoce Pixza, una plataforma que busca ofrecer oportunidades laborales y de reinserción a personas en situación de abandono social

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Pixza Al promover la inclusión y proporcionar oportunidades de educación y empleo las personas pueden contribuir al tejido social de forma positiva (Cortesía)

En un mundo marcado por la desigualdad y la exclusión social, el empoderamiento social emerge como una luz de esperanza en la construcción de un futuro más justo y sostenible. Este se enfoca en fortalecer a individuos y comunidades, proporcionándoles los recursos necesarios para tomar las riendas de sus vidas y así poder participar activamente en la sociedad. Una parte vital de este proceso implica ofrecer oportunidades laborales y de reinserción social a aquellos que han sido marginados, brindándoles la posibilidad de construir un futuro lleno de dignidad y promesas.

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Así nace Pixza, una plataforma de empoderamiento social disfrazada como pizzería, en la que no sólo se ofrece pizza sino que se ha creado un movimiento para la inclusión sostenible a través del programa ‘La ruta del cambio’, en el que se brindan las herramientas necesarias para ello.

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Pixza La revictimización puede perpetuar estereotipos negativos y sesgos que impiden que las personas obtengan la ayuda y el apoyo que necesitan. (Cortesía)

Romina Rossi, Directora de Growth de Pixza, explicó en entrevista con Nueva Mujer: “La idea es básicamente darle una segunda oportunidad a personas en situación de abandono social; perfiles de gente que ha salido de un reclusorio, de rehabilitación, en situación de calle, migrantes, entre otros. Lo que hacemos es brindarles un trabajo y a través de ‘La ruta del cambio’, que es un acompañamiento en todo su proceso, les ayudamos a obtener determinadas herramientas de trabajo para que puedan cumplir metas personales a las que no tendrían acceso de otra manera”.

Rossi reveló que estas metas van desde terminar la preparatoria y estudiar una carrera universitaria, hasta tener su propio hogar o darles a sus hijos la oportunidad de estudiar. El programa, que dura alrededor de 12 meses, les permite trabajar en las pizzerías Pixza, ya sea en la cocina o atención al cliente sin ser juzgadas, mientras son acompañadas por ‘agentes de cambio’ que además ven por su salud física y mental.

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Pixza Entrevista con Romina Rossi y Andrea Cháirez (Cortesía)

De acuerdo con Rossi, el 80% de las personas que están en situación de abandono social que participan en el programa, son mujeres. “La mujer tiene un doble desafío porque les han asignado siempre tareas de cuidado, de educación, de limpieza, de tareas del hogar que no son remuneradas en la gran mayoría de los casos. Frente a esta situación hay ciertas alianzas que generamos con determinadas fundaciones que se encargan de cuidar este tipo de perfiles donde muchas son madres jóvenes”, sentenció. “En general en México es muy difícil para la mujer poder acceder a una oportunidad de inclusión laboral. En Pixza somos conscientes de eso y por eso tenemos alianzas con ciertas fundaciones como Reinserta”.

A través de Pixza se busca un empoderamiento social que permita la autonomía de las personas en situación de abandono social para implementar cambios y allanar el camino hacia un futuro mejor.

“No somos caridad, somos empoderamiento y esto viene justo de entender esta nueva forma de negocio que más allá de una fundación y organización no gubernamental, en Pixza se les da un empleo y a la par se va trabajando con la parte socioemocional al ayudarles a construir su ruta personal y profesional. Es un trabajo, esto funciona como una pizzería habitual, sólo que con este programa de empoderamiento”, explicó Andrea Cháirez, directora de comunicación en Pixza.

A través de Pixza también se busca que más empresas adopten este modelo de negocio

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Trabajo Pixza ha creado un movimiento para la inclusión sostenible (Unsplash)

Según revelaron Cháirez y Rossi, uno de los retos más grandes trabajar con la inclusión social es encontrar el balance entre tener que vender, comunicar el problema y generar un cambio sin apropiarse de las historias de las personas que participan en el programa. “En la mayoría de nuestra comunicación mencionamos datos duros, la situación en México, el porcentaje de gente que vive en este perfil pero de ninguna manera es la forma de llegar a las personas. Una de las diferencias de la caridad al empoderamiento es no responsabilizar directamente al entorno de esta situación pero si concientizar que es algo que sucede y que podríamos cambiarlo”, dijo Rossie.

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En este sentido, evitar la revictimización es crucial y es parte del empoderamiento que se busca impulsar. Se destacó que el proceso de empoderamiento implica capacitar a la persona para comenzar ese camino hacia el cambio y, así, tener la habilidad de realizar todas las acciones necesarias para integrarse en un sistema laboral caracterizado por la desigualdad.

Para Rossi y Cháirez, uno de los objetivos es que más empresas adopten este modelo de negocio. “Estamos en proceso de terminar el modelo para poder compartirlo con otras empresas y que pueda aplicarse en cualquiera que sea el giro”, sentenció Cháirez. “El poder integrar el sistema de Pixza a un modelo de negocio y que siga movimiento la economía pero con un motivo social fuerte y que además sea un porcentaje alto de los objetivos de la empresa es una resolución para un problema social”.

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