Pareja

Las mujeres también podemos proponer matrimonio, pero ¿queremos y debemos?, el debate viral

Si alguna vez viste la serie Friends recordarás cuando Mónica se arrodilla frente a Chandler y es que las mujeres también podemos proponer matrimonio.

Si alguna vez viste la serie Friends, recordarás cuando Mónica se arrodilla frente a Chandler y es que las mujeres también podemos proponer matrimonio.

Con el paso de los años, los ejemplos traspasaron la ficción para ser parte de la vida real y a través de las redes sociales, así como las experiencias de algunas famosas, podemos confirmar que la balanza empieza a equilibrarse en ese sentido.

Argumentos no faltan: se trata de mujeres decididas que van hacia lo que quieren, que comparten un proyecto de vida en común con sus parejas, que rompen los estereotipos y que además quieren sorprenderlos.

No obstante, hay quienes alegan que se ha hecho de forma opuesta lo largo de los años por una poderosa razón y es que de esta manera sabremos que el hombre sí está dispuesto a comprometerse, pues son ellos quienes tradicionalmente tienen más dudas al respecto.

¿Las mujeres deberían proponer matrimonio?

Pues bien, históricamente pedir matrimonio se ha visto como una demostración de amor, pero también de virilidad debido a las normas sociales, el rol de cada sexo y los ideales del romanticismo impuestos por el cine o la literatura.

De hecho, aunque hay mujeres empoderadas que se sienten capaces de hacerlo, en el fondo no quieren renunciar a sentirse protagonistas de su propia historia romántica debido a las tradiciones.

Hay otras, más inseguras, que tienen miedo al rechazo, a ser vistas como desesperadas o al que dirán, inluso hasta podría generar pensamientos distorsionados como ‘si no me pide en matrimonio, no me quiere’, ‘no está enamorado’, o ‘no le importo’.

Así como también hay hombres que podrían salir con el ego ‘lastimado’ por ser concebidos como débiles o poco líderes a la hora de tomar la iniciativa. De esta clase de hombres es de los que hay que huir, pues el machismo hizo mella en ellos.

La mujer no es pasiva y también tiene derecho a decidir. El hombre no es menos hombre por ser el centro de un acto romántico. Las expectativas y deseos de cada quien, así como los acuerdos previos de la relación, dictaminarán lo que les conviene.

No obstante, la decisión de pedir matrimonio termina siendo algo personal. Así como hemos evolucionado a la hora de invitarlo a salir, iniciar la relación sexual o tener grandes gestos románticos, solo con el atrevimiento y el ejemplo podemos normalizar las pedidas de mano.

“Revelarnos contra lo establecido haciendo prevalecer nuestro deseo por encima de la norma. Cuestionar las creencias y sustituirlas por otras que sí que sean nuestras y no heredadas. Normalizar la conducta desde el lenguaje”, opina una experta en Harper’s Bazaar a modo de consejo para futuras generaciones.

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