Las madrastras a menudo encuentran su papel confuso y encima de todo, la cultura popular no les ha hecho la imagen más positiva. Por lo general, los cuentos clásicos y las comedias suelen retratarlas como “mujeres malvadas que le hacen la vida imposible a sus hijastros”. Una madrastra puede ser una madre adoptiva muy amorosa que se convierte en una guía y confidente para los hijos de su pareja.
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Quizá ellas no dieron a luz a ninguno de esos niños que ahora son parte de su día a día pero es un hecho que invierten tiempo y amor en ellos. Muchas veces los conocen desde el primer momento, los cargaron, los arroparon para dormir y les enseñaron que siempre serán un apoyo para ellos. Aunque también puede ser difícil establecer las reglas cuando una llega en los diferentes momentos de sus vidas. Esto puede causar enormes niveles de ansiedad, mucho más altos que incluso los que tienen los padres biológicos.
Con esto surgen las interogantes sobre lo que es ser una madrastra: ¿se trata de una amiga? ¿una mamá extra? ¿una madre sustituta? ¿Hasta qué punto una tiene inherencia en la educación de los hijos de su pareja? ¿Deberían asistir a sus presentaciones escolares, apoyarlos y sentirse orgullosas? La relación con una nueva pareja puede ser clara, pero la relación con un nuevo hijo no lo es. Aquí te decimos las reglas básicas.
Reglas básicas para ser la mejor madrastra y generar respeto
Construir una relación de pareja fuerte
En una familia reconstituida, la relación más importante es entre la pareja, sobretodo cuando hay hijos de por medio. Las investigaciones sugieren que sin una relación sólida no es posible comunicarse adecuadamente y confiar el uno en el otro para tratar con el hijo del otro por lo que es importante que desde el primer momento sepan lidiar con temas preocupantes o preocupantes de manera controlada. La razón esencial para comunicarse eficazmente es evitar malentendidos que puedan provocar fracturas y dar un mal ejemplo a los niños. Siempre hablen cara a cara sobre temas importantes o delicados, sean abiertos y honestos, nunca agresivos.
Estar en paz con la ex
Las ex parejas pueden causar dolores de cabeza sin embargo, seguir adelante y cortar vínculos no suele ser una opción cuando hay niños involucrados. Es importante aceptar que siempre va a haber otra mujer en la vida de los niños. Algunas madrastras logran tener una relación razonable con la ex de su pareja lo que ayuda a mantener las emociones al mínimo. No se trata de que sean las mejores amigas pero podrían ser madres de manera cooperativa para crear una unidad feliz. Si no puedes gestionarlo, es posible que tengas que tomar líneas independientes pero mantén siempre una correspondencia educada y apropiada.
Construir una amistad
No es inusual que una madrastra acepte el papel de ser amiga de su hijastro. Ese es un buen comienzo, pero ten en cuenta que si el niño ha pasado por un divorcio, puede sentir que está siendo desleal con su madre biológica si admite que tú le agradas. Así que ten paciencia y tómalo con calma. Construir una base sólida basada en la amistad es el primer paso para ganar la confianza de un hijastro. Sé clara con ellos que no estás tratando de reemplazar a su mamá ni siquiera replicar su relación con ella.
Permite que tu pareja discipline a sus hijos
La mayoría de los expertos en salud mental coinciden en que es responsabilidad de tu pareja disciplinar a sus hijos; si los disciplinas, tus hijastros pueden resentirse contigo. Muchas madrastras se quejan de que sus parejas son demasiado laxas a la hora de proporcionar estructura y límites a sus hijos después de un divorcio sin embargo, puedes involucrarte haciéndoles saber, con suavidad y calma, que sientes que necesita hacer valer su autoridad para mantener el orden y dar estabilidad a todos.
Establece reglas de la casa
Para garantizar el respeto mutuo en la familia reconstituida, es esencial que entre tú y tu pareja desarrollen un conjunto de reglas que todos los miembros de la familia deben cumplir. Si tus hijastros tienen edad suficiente, incluso pueden participar en el establecimiento de estas reglas. Cuando todos los miembros de la familia conocen las reglas de la casa, tú y tu pareja pueden respaldarse mutuamente. Esto les enseña a los niños a trabajar en equipo.