Dejar ir el resentimiento cuando tienes el corazón roto es una de las tareas más complicadas, pues entre el dolor, la tristeza y la rabia se pasan los días.
PUBLICIDAD
Como te imaginarás, quedarse mucho tiempo con esas sensaciones no es nada positivo. Al contrario, solo logrará llenarnos de ansiedad, angustia, amargura e infelicidad, por lo que tenemos que empezar a ver al perdón como un regalo para nosotras mismas.
De hecho, los expertos señalan al resentimiento como “acción ofensiva que puede perdurar largo tiempo y reaparecer cuando se recuerda dicha ofensa”, por lo que quedamos atrapados en eso que nos afectó y volvemos a sentir todo el daño una y otra vez, además de que se busca la revancha.
¿Cómo dejar ir el resentimiento cuando te partieron el corazón?
Aceptar no es perdonar, ni que vuelvan a tu vida
Una confusión común es creer que cuando estamos perdonando a alguien, aceptamos que vuelva a nuestra vida. Esto no necesariamente debe ser así, pues lo que se busca es que logres encontrar la paz con la idea de que hay personas que no están hechas para tener un papel importante en nuestras vidas, por lo que es mejor mantenerlas alejadas.
Pero a la vez, comprender que son humanos también, se equivocan, tienen heridas, miedos, inseguridades, determinados contextos, por lo que entendemos que fallaron, aceptamos su partida y vivimos en paz con eso. No se trata de que lo justifiques, sino de que comprendas las razones que le han podido llevar a actuar así.
No te lo tomes personal
En el mismo orden de ideas, hay que comprender que muchas de las heridas que otros nos hacen tienen más que ver con lo que sucede en su mundo emocional que realmente con nuestro valor o nuestros actos. Recuerda que nosotras somos quienes le damos más protagonismo o importancia a quienes nos ofenden.
Hay que aceptar que la persona ha actuado de ese modo, muchas veces por sus propias emociones mal manejadas y no realmente con la intención de herirnos, y también que lo sucedido ya no se puede cambiar.
Céntrate en otras cosas
Una vez que logras mirar con empatía al otro y aceptas que ya no tiene cabida en tu vida, es hora de redirigir esas energías a algo más productivo, como un acto para pasar página y centrarnos en otros aspectos de la vida que nos resulten más estimulantes, ya sea nuestros objetivos laborales, volvernos más fitness o disfrutar más de nuestros pasatiempos.