Todas nos hemos sentido fracasadas alguna vez cuando en medio de un proceso de sanación tras una ruptura, tenemos una recaída que se siente como retroceder mil pasos.
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Nos llegamos a cuestionar si realmente estamos evolucionando en la elaboración del duelo, si somos capaces de pasar la página o estaremos por siempre estancadas en ese dolor y frustración.
Pues la verdad es que a veces estos ‘tropiezos’ sí pueden ser signo de evolución, solo hay que prestar atención a los pequeños detalles que te indican que, aunque sigas teniendo sentimientos, cada vez eres más consciente de lo que estás viviendo y tienes más herramientas para superarlo.
Tener recaídas en tu proceso de sanación tras una ruptura es normal
Volver a enviar un mensaje que quiebre el contacto cero, colocar una indirecta en redes sociales, preguntarle a su amigo por él, tener sexo con él en una noche donde se dejaron llevar, stalkear su perfil, ver de nuevo sus viejas fotos o volver a llorar por él como el primer día... Son cosas que pueden ocurrir a pesar que pensabas que ibas de salida de ese desamor.
La realidad es que el proceso no es lineal. No se trata de un “inicio” y un “fin”, como si se tratara de un maratón que corremos en línea recta hasta llegar al punto definitorio.
Mas bien se parece a una montaña rusa de emociones, en las que hay días buenos y malos, donde hay semanas en las que podemos estar bien y otras, donde nos golpea con todo de nuevo el dolor, la nostalgia y las expectativas no cumplidas.
En el duelo intervienen varias emociones, así que es normal sentirlas progresivamente y “retroceder” a alguna de ellas: conmoción, negación, negociación, ira y aceptación.
No son ir para atrás, son parte inevitable del proceso de recuperación emocional. La primera recaída no es igual que la tercera o la cuarta. Ellas nos van fortaleciendo y demostrando que se nos hace mas fácil volver a estar bien.