Aunque suena extraño, hay parejas infelices que no terminan su relación. Por miedos, costumbre, presión social... pero la realidad es que nada de esto es suficiente para sacrificar tu propia satisfacción personal.
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¿Cuáles razones no son válidas para continuar en una relación que te hace infeliz?
El miedo a la soledad es uno de los claros indicativos de dependencia emocional. Cuando ponemos esto como excusa para no decir adiós, nos damos cuenta que en realidad no estamos ahí por amor, sino para no lidiar con nuestros demonios o carencias internas. El apego, miedo al cambio y el optimismo tóxico también hay que dejarlos de lado.
Hay otra dependencia muy relevante, sobre todo en las mujeres, y es la económica. A muchas parejas les es muy difícil ponerle punto final a la relación cuando sus finanzas se podrían afectar al separarse, pero nunca es tarde para ganar más independencia y autonomía.
Otro aspecto muy común que mencionan las personas en esta situación es el tiempo invertido y los obstáculos que superaron para estar unidos. Aunque pueda ser verídico y suene muy romántico, nada de esto tiene sentido si al final del camino acabó el amor. Hay que salir de la zona de confort pues no es justo que vivas tu día a día con pesadez por miedo al fracaso.
Los hijos y la presión social o familiar también es muy relevante en la conversación. Pasar tantos años juntos y construir un proyecto de vida puede ser muy complicado dejarlo atrás, pero si estás satisfecho individualmente, tus relaciones con tus hijos, amigos, familiares también serán mejores. A fin de cuentas, el que en verdad te ama solo quiere que seas feliz, independientemente de que tengas pareja o no.
La culpa y la incomodidad. Sí, terminar una relación tan seria requiere conversaciones incómodas, mudanzas, cambios en el estilo de vida, herir al otro... Es una nueva realidad que puede ser abrumadora. Normalmente, hay situaciones que despiertan sentimientos de pena hacia la otra persona, pero peor es vivir engañados y desperdiciar años valiosos.