Si hay algo que ha caracterizado a la relación de Gabriel Soto e Irina Baeva en los últimos meses han sido los altibajos y la inestabilidad, incluso se habló de separación y hasta de infidelidades.
Pese a que la pareja no ha dado mayores detalles sobre el verdadero estado de su relación, algo que sí es cierto, es que le han dado muchas largas para comprometerse en matrimonio como soñaron.
Primero fue la pandemia, luego los compromisos de la famosa. La imposibilidad de la familia de la rusa de viajar a México y otras circunstancias que presuntamente han incidido en enfriar este evento tan importante para la pareja.
De hecho, hace solo unos días el propio Soto volvió a confirmar que la boda se aplazó nuevamente porque están dándole prioridad a sus carreras profesionales.
“Gracias a Dios tenemos tanto trabajo. Gracias a Dios estoy en un momento increíble en mi carrera y hay que aprovecharlo. Finalmente las oportunidades de la vida hay que tomarlas, hay que aprovecharlas…”, expresó a Hola.
No obstante, la realidad es que quien te ama de verdad y va en serio contigo, no pone excusas para hacer realidad sus promesas y establecer una vida en conjunto.
Mucho menos juega con tus ilusiones, le da pausas largas (que podrían transformarse en eternas) a ese proyecto en común y por supuesto, siempre sus acciones corresponden a sus palabras.
“Finalmente cuando a mí me preguntan cuándo es la boda, hasta cuando es gente cercana, finalmente híjole es algo que ni siquiera nosotros sabemos responder”, dijo en otra oportunidad el actor mexicano.
Tal cual como dicen, el amor se nota, pero el desinterés es muchísimo más evidente porque todo depende de la escala de prioridades que le demos a las cosas. Si el dinero, el trabajo, la familia u otras cosas se interponen, entonces, no estás en los primeros lugares entre sus prioridades.