Ahora con la explosión de TikTok conocemos casos de todas partes del mundo, como los de las mujeres que terminaron atrapadas con parejas que en realidad actúan como niños.
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Las vemos quejándose porque su esposo o novio deja los platos sin lavar, chispea el espejo del baño con crema dental, tiene la ropa sucia esparcida por toda la casa y no sabe ni cocinar un huevo; cuestión que desata comentarios de miles que también lo padecen.
Lamentablemente hemos normalizado estas actitudes en nuestros compañeros de vida por las injusticias de los roles de género históricamente. Si un hombre no cocina o no limpia “está bien”, porque siempre tendrá a su mujer para ayudarlo. Es más, se considera hasta algo común.
Así se desequilibra la balanza: ellas tienen que asumir no solo el peso de sus carreras y de sus propios problemas, sino también llevar mayor carga en el orden e higiene del hogar.
Pero la verdad es que merecemos compartir nuestra vida con un adulto funcional, que actúe como un hombre de verdad, y no como un niño que necesita que se le asista para las tareas básicas o peor aún, que se les quite esa responsabilidad porque ni siquiera sabe cómo hacerlo.
“No puedo estar con un hombre así y terminarlo de críar”, decía una internauta en una de las publicaciones y con mucha razón.
Si nosotras somos mujeres integrales, independientes, exitosas y autónomas, ¿por qué no compartir con nuestra cotidianidad con alguien a la par? Debemos dejar el complejo de protectoras. Somos sus parejas, no sus mamás.
De hecho, no hay nada que reste tanto la pasión que actuar, precisamente, como sus mamás. “Limpia esto”, “Dejaste desordenado aquello”, “Así no hace” y más, son frases que se vuelven comunes.
Además de escoger mejor a nuestro compañero de vida, es importante que como madres, empecemos a cambiar estos paradigmas con nuestros hijos varones y mujeres en casa.