Quedó atrás la época en la que las mujeres veían de forma pasiva su vida amorosa, ahora nos sentimos lo suficientemente empoderadas para ir detrás del hombre que nos atrae, pero lo lamentable es cuando este no demuestra interés.
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O peor aún, cuando es ambivalente, dándonos señales confusas que nos ilusionan y decepcionan por ratos iguales. En los dos casos es importante saber que no hay nada de malo en tomar la iniciativa, pero sí en dejar nuestro amor propio de lado.
Merecemos más que alguien que nos utiliza para pasar el rato, calmar el aburrimiento, mitigar la soledad o hacer planes casuales sin la intención de trascender, cuando nosotras no estamos buscando lo mismo.
No está bien dedicarle interés, energía, tiempo, amor, dinero y esfuerzo a un hombre que no te lo retribuye de la misma manera y que solo te da de su indiferencia.
De hecho, muchos expertos afirman que esa es la señal más clara de que no es para ti, pues lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia, la frialdad y el desinterés.
Cuando nos aferramos a alguien y a esas ilusiones, realmente es el apego poco sano hablando. Las primeras señales de alerta deberían ser suficientes para salir corriendo y cuidar, sobre todo, nuestro corazón.
Pero si seguimos ancladas a esas ideas de “yo lo puedo cambiar”, “sé que lo puedo conquistar”, “es para mí o para más nadie”, “es el único hombre que quiero o que me hace feliz”, estamos formando vínculos tóxicos que hablan de la necesidad de reforzar el autoestima.
Recuerda quela atención no se mendiga, ni se acepta en migajas. Nadie más que tú debería protegerse de patanes y ahorrarse injusticias emocionales que se pagan muy caras con lágrimas, dolor, desazón y deseperanza.