Una ruptura siempre duele en lo más profundo. Ya sea que terminaste una relación de noviazgo o te divorciaste tras estar casada con quien creías el amor de tu vida, es inevitable sentir que el corazón se parte en mil pedazos y que juntar las piezas será imposible.
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Es entonces cuando vienen esas noches de insomnio en las que te cuestionas una y otra vez qué hiciste mal o qué pudo ser diferente. De pronto, sin darte cuenta te echas toda la carga encima y comienzas a dudar de tu valor.
Quizá algunas veces pienses en llamarle, pedirle que lo intenten de nuevo o incluso que te diga todo lo que hizo que tomara la decisión de marcharse. Es fácil echarte la culpa de todo, creer que no fuiste suficiente y peor aún, rogarle.
Ahí va ese golpe de realidad: el amor no se ruega ni se persigue porque quien de verdad quiere estar contigo, no te hará dudar de lo mucho que vales. Quien busca compartir su vida con la tuya, te dará la seguridad de que tienes un refugio a su lado.
Cuando la otra persona dejó de valorarte y hacerte sentir amada entonces es mejor marcharte con dignidad.
No, nunca ruegues por amor. Nunca supliques que alguien te ame o que pase tiempo contigo. Cuando tienes que convencer a alguien para que se quede es señal de que ahí no es.
Jamás serás feliz junto a alguien a quien tienes que recordarle todo el tiempo lo valiosa que eres. Nunca podrás construir algo con alguien que no quiere quedarse. Las personas no cambian y tú no tienes por qué bajar tus estándares para tener ese peor es nada.
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No eres tú, es quien no supo valorarte, pero es momento de que aprendas a mantener tu dignidad en alto
Respetarte a ti mismo es el primer paso para comprender que mereces amor, consideración y oportunidades como todos los demás.
El respeto propio es aceptarte y tratarte con cuidado. Es el resultado de mantenerte fiel a tus valores y no estar dispuesta a ceder.
Cuanto más te aferres a tus creencias y valores, más satisfecha y segura te sentirás por lo que no te conformarás con amores incompletos o mediocres.
Estamos acostumbrados a conformarnos con menos de lo que merecemos porque el mundo nos ha hecho creer que tenemos que demostrar que tenemos amor.
Tener dignidad implica dejar de rogar y perseguir, saber que tu felicidad no tiene que depender de nadie más.
Sí, una ruptura amorosa siempre es difícil pero todo pasa por algo y es seguro que vendrá la estabilidad que tanto anhelas. Así que necesitas dejarlo ir y permitir que llegue algo mejor, incluso si eso significa estar sola por un tiempo.
Por dignidad y salud mental deja de esperar que quien ya no te ama sea tu príncipe azul. Todos los cuentos de hadas tienen un final feliz pero no encontrarás el tuyo si sigues quedándote en donde no hay un futuro.