Ser la amante de una persona y llevar una relación ‘prohibida’ puede ser estimulante o emocionante para muchas, pero cuando la amante se convierte en la oficial, corre el fuerte peligro de ser engañada también.
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Se dice popularmente que cuando ese hombre abandona a su pareja y pasa a tener una relación formal con quien tuvo una aventura, ese puesto ahora queda libre para que lo ocupe alguien más.
Esto, no es del todo errado. Se cimenta en dos aspectos principales: en primer lugar, que no podemos cambiar a las personas, y también, que los hombres infieles tienen altas tendencias a volver a engañar.
De hecho, un estudio elaborado por las universidades de Harvard y Northwestern confirmó que “las personas infieles suelen reincidir porque olvidan sus actos mediante la ‘amnesia ética’ para evitar la angustia psicológica” de haber herido a alguien más o saber que están haciendo algo indebido.
Esta inhibición les impide reflexionar sobre sus actos, enmendar y pedir perdón, sino mas bien seguir entregándose a sus deseos sin mayor remordimiento.
La universidad de College, por otra parte, dice algo similar: un infiel lo será siempre porque su amígdala se acostumbra a mentir. En la universidad de Colorado, asimismo, afirman que las personas que informaron ser infieles en una relación, tenían tres veces más probabilidades de engañar a su pareja posterior.
Aunque cada caso es distinto y la idea no es aterrorizar a las mujeres, porque cada relación y pareja nace en contextos diferentes, es fundamental entender que es difícil que los infieles cambien de la noche a la mañana: sea con su esposa, con su amante o con alguien más.
Al sentirte segura a su lado y que no te va a perder, esto puede mpulsarlo a “renovar” esa adrenalina y buscar a alguien más con el cual sentir las emociones, la aventura y el placer sin compromisos. A fin de cuentas, en este tipo de relaciones, gana más la pareja y no la señalada de “haber destruido una familia”.