Sueñas con ser madre y deseas ofrecerle a tu bebé las mejores condiciones y futuro posible. No obstante, estamos en el tercer milenio, en donde la seguridad económica, estabilidad personal y realización profesional que tanto anhelas no se alcanza de un día para otro.
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Cuando finalmente te sientes lista para tener a tu hijo, estás en tus 35 años de edad o más. Es bien sabido que la llegada del bebé puede dificultarse estas edades; el embarazo puede ser uno de mayor riesgo o presentar diversas complicaciones a lo largo de los nueves meses.
Afortunadamente, gracias al avance tecnológico y médico, las mujeres en la mitad de su treintena o hasta más tienen altas probabilidades de tener gestaciones completamente normales e hijos sanos. De hecho, la maternidad tardía incluso tiene varias ventajas.
Las 10 ventajas de ser mamá después de los 35 años
Muchas mujeres deciden ser madres a los 35 años o más con temor debido a los riesgos de los que tanto les han hablado.
Ahora, de lo que poco o casi nadie habla es que debutar en la maternidad como mujer madura también es bastante positivo.
Por esto, a continuación, te contamos 10 beneficios de ser una mamá a partir de la mitad de tu treintena:
Más madurez: la maternidad a los 35 años o después es más madura, planeada y sensata. Por lo general, se toman más en cuenta los elementos prácticos, sin renunciar al lado sentimental de la dulce espera.
Menos enfermedades: de acuerdo a la revista Mi pediatra, varios estudios aseguran que tener un bebé a esta edad reduce las probabilidades de que el pequeño sufra algunas enfermedades y sobrepeso en la adultez.
Una economía estable: comúnmente, a los 35+, ya se cuenta con una economía y carrera más solidificadas, por lo que el tiempo a destinar a los hijos es mayor, lo cual es muy beneficioso para la mamá y el bebé.
Instruidas para amamantar: igualmente, las mujeres en estas edades también están mucho más preparadas para la lactancia.
Menos depresión posparto: según el medio previamente citado, los casos de depresión posparto se presentan con menor frecuencia entre madres mayores.
Estabilidad emocional: las mujeres maduras además suelen tener una mayor estabilidad emocional, lo cual no solo les ayuda a decidir mejor sobre una variedad de asuntos. También le brindan más seguridad al bebé. Seguramente, será más saludable a nivel psicológico para un niño tener una mamá que se sienta competente para criarlo.
Esperanzas de vida más altas: un estudio de la Universidad de Harvard, citado por el sitio antes mencionado, concluyó que las mujeres que debutan en la maternidad de manera tardía viven por más años; es decir, esta decisión incrementa su esperanza de vida.
Mayor paciencia y autocontrol: durante la juventud, es mucho más difícil manejar las emociones. Mientras, desde los 35 en adelante, no solo hay un mayor autocontrol, además se suele poseer más paciencia, empatía y compresión. En general, se está más capacitada para los desafíos de ser mamá.
Sueños cumplidos: a los 35 años o más, la mayoría de las mujeres han disfrutado a plenitud su independencia, han gozado de vidas sociales activas o han cumplido con sueños que pueden ser discordantes con los cuidados que amerita un bebé.
Por esto, las madres tardías creen que su maternidad ha sido una de las mejores decisiones de su vida porque alcanzaron sus anhelos, sus aspiraciones profesionales y no consideran que tuvieran que renunciar a nada por cumplir su otro gran sueño: tener hijos.
Un mejor ejemplo a seguir: si bien a cualquier edad se pueden cometer errores, la juventud es la etapa de la vida en la que estos parecen a la orden del día. A los 35 años o después, se suele tener ya la experiencia y la capacidad para deducir mejor cómo ser un buen ejemplo para los hijos.
Cabe destacar que, si estás decidida a dar el paso de ser mamá a los 35, debes buscar orientación con un ginecólogo obstetra que te guíe sobre los pasos y las precauciones a seguir.