Los cambios en nuestro cuerpo los vemos al ponernos la ropa o tomarnos medidas, los laborales al ascender de puesto, pero ¿qué hay del crecimiento personal? Para ello, hay señales que a veces pasamos desapercibidas pero que indican que vamos por buen camino.
Una vez que nos ponemos en primer lugar y empezamos a trabajar en nosotros mismos, cultivando nuestro bienestar y puliendo debilidades, es cuestión de tiempo para ver la mejoría interna ¡e incluso hacia los demás!
Señales efectivas de crecimiento personal
Ya no tienes relaciones conflictivas
No hay que tener relaciones tóxicas con las parejas, familiares o amigos para que la vida sea más “emocionante” o “porque es lo normal”. Una vez que entendemos que esto no está bien y nos alejamos de las personas que no suman, vemos el cambio.
Según La Mente es Maravillosa, incluye ponerte en el lugar del otro, intentar llegar a un acuerdo antes de confrontar y buscar siempre la tranquilidad antes que tener la razón. Incluso borras los mensajes agresivos antes de enviarlos y otras actitudes similares.
Expresas tus emociones
No nos hace débiles, sino al contrario, más inteligentes en la gestión de esas emociones que nos afectan a diario. Ya no decidimos ignorarlas, echarle la culpa a los demás, callarlas o intentar taparlas con otras cosas u adicciones, sino que las exteriorizamos responsablemente.
Tomas tus propias decisiones y sabes qué es lo que quieres
Para las personas que fueron dependientes a otras por mucho tiempo, es un gran avance. Ahora te conoces más a ti mismo y tienes la determinación de hacer las cosas que realmente te hacen feliz. Ya no te dejas invadir por la culpa, ni tampoco te dejas manipular.
Dejas de autosabotearte
Ya no le das tanto espacio a la procrastinación y a la pereza porque has tomado las riendas de tus sueños. Identificaste aquello que te causaba incomodidad y en vez de quedarte paralizado, lo enfrentaste y a diario sigues tomando decisiones que te benefician a largo plazo, retardando esa necesidad de recibir un placer esfímero de inmediato que luego se vuelve culpa.