Vivimos en una sociedad altamente superficial en la que la imagen lo es todo. Todos los días, somos bombardeados con fotografías en las que las celebridades lucen lo que todos consideran “un cuerpo perfecto”.
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Estamos tan acostumbradas a a un mundo de filtros que perdemos la noción de lo que es real y lo que no. Y es mientras que todas sabemos que las marcas de la edad, la celulitis, manchas y rollitos son algo completamente normal, las celebridades insisten en hacernos creer que no debe haber rastro de ello.
Recientemente Kim Kardashian encendió la polémica la aparecer en la Met Gala 2022 luciendo el icónico vestido que Marilyn Monroe usó cuando le cantó “Feliz cumpleaños” al presidente John F. Kennedy en 1962.
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A simple vista la empresaria se veía espectacular pero todo cambió en cuanto confesó haber bajado 7 kilos para poder entrar en el modelo.
Esto provocó que internautas cuestionaran no sólo a la Kardashian por forzarse a entrar en un vestido que no era de su talla sino todo lo que hay detrás: una industria que por años nos ha presionado a las mujeres a tener ciertas medidas.
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Las celebridades tienen una gran responsabilidad con los mensajes que emiten y muchas de éstas han hablado de haber sido blanco de bodyshamers que se dedicaron a señalar todo lo que está mal con sus cuerpos.
Es fácil decir que no debemos dejarnos llevar por lo que digan los demás pero en este mundo en el que la imagen y la opinión pública -inevitablemente- tienen un gran peso, tenemos que entender que los efectos de señalar cuerpos ajenos van más allá de “hacernos sentir mal”.
Algunos de los problemas que pueden surgir debido a la vergüenza corporal incluyen:
Ansiedad social
Cuando te intimidan públicamente, la respuesta natural sería evitar ponerte en esas situaciones. Esto puede llevar a que la persona que es víctima de bodyshaming se aisle y evite cualquier forma de interacción social.
“Esa es una parte enorme y significativa de por qué siento que he estado tan saludable como lo he estado. En realidad, desconozco por completo lo que está pasando en la cultura pop, y eso me hace muy feliz. Y tal vez eso no haga felices a los demás, pero para mí, realmente me salvó la vida”, dijo Selena Gomez en una ocasión sobre el alejarse de los bodyshamers que le provocaban ansiedad.
Depresión
Opinar sobe la talla, peso o imagen general de otra persona puede provocar que dude de su propio valor, haciéndole creer que debe cambiar o ser diferente para ser aceptada. Al no lograrlo, puede caer en un estado de ansiedad y depresión que diminuyen su calidad de vida.
“Siempre me han hecho preguntas sobre mi cuerpo, mi peso, mi tamaño, mi estilo y cosas así. Es un poco molesto que a los hombres no se les haga esa pregunta tanto. Pero aparte de eso, pareció asombrar a la gente que yo fuera de talla grande y tuviera éxito, así era como me sentía”, dijo Adele a 60 Minutes Australia en 2015.
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Trastornos de la alimentación
“No sé quién necesita escuchar esto, pero felicitar a alguien por su pérdida de peso puede ser tan dañino como felicitar a alguien por su aumento de peso con respecto a hablar con alguien que se está recuperando de un trastorno alimentario. Si no conoces la historia de alguien con la comida, por favor no hagas comentarios sobre su cuerpo”, escribvó Demi Lovato.
Los comentarios a los cuerpos ajenos pueden llevar a la aparición de hábitos alimenticios poco saludables. Nunca sabes cómo ciertas palabras o señalamientos afectarán al otro
Las personas que padecen un trastorno alimentario pueden creer que controlar su ingesta de alimentos cambiará su apariencia y hará que deje de avergonzarse del cuerpo.