El estrés, la ansiedad, la depresión, los ataques de pánicos, el envejecimiento y otros trastornos son síntomas de que la salud de tu cerebro está en peligro.
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No basta con tener el cuerpo sano si vivimos en un entorno amenazante y una mentalidad colectiva que invita a la insatisfacción constante.
Es por eso que nuestro cerebro necesita también atención para su mejor funcionamiento y recuperación a lo largo de nuestras vidas.
“La buena salud cerebral es un estado en el que cada individuo puede realizar sus propias habilidades y optimizar su funcionamiento cognitivo, emocional, psicológico y conductual para hacer frente a situaciones de la vida”, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Retrasar el deterioro de la mente
Con un peso de casi 1,5 kilos, el cerebro contiene unos 86.000 millones de neuronas que establecen entre sí un cableado cuyo mantenimiento depende, en gran parte, de nuestro estilo de vida.
El neurocientífico Francisco Mora, catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, estudia en profundidad cómo retrasar el deterioro de la mente.
“En general, en un cerebro sano las neuronas no mueren. Así se creía en los años cincuenta pero ha sido posteriormente descartado gracias a nuevas técnicas de medición”, precisó en entrevista a El País de España.
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Mora asegura que para mantenerlas en buen estado “son muy importantes los hábitos y conductas, así como la actividad física y mental que hayamos realizado en las etapas anteriores a la vejez”.
“Eso es lo que genera una suerte de reserva cognitiva, un almacén de potencia mental que podrá ser utilizado en etapas posteriores, cuando las demandas intelectuales lleguen a ser superiores a las capacidades cerebrales que tengamos”, añade el neurocientífico.
Un informe sobre la salud cerebral que publicó recientemente el National Academy of Sciences’ Institute of Medicine, determinó que podemos evitar el deterioro cognitivo mientras envejecemos.
Esta institución junto a la American Association of Retired Persons (AARP), proponen tres medidas fundamentales que ayudan a mantener el cerebro en forma.
Tener una alimentación sana
Seguir una dieta insana puede afectar a muchos aspectos de nuestra salud en general, entre ellos a nuestra capacidad de concentración o a nuestra cognición.
Por eso los nutriólogos recomiendan comer menos carnes y consumir más nueces, frijoles, granos integrales, vegetales y aceite de oliva.
Algunos estudios determinaron que los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en los pescados grasosos como el salmón, apoyan también la cognición.
Dormir bien
El déficit de sueño conlleva consecuencias reales y peligrosas para el cerebro, y no solo porque se sienten soñolientos durante el día.
Según nuevas investigaciones, dormir menos de siete u ocho horas cada noche se ha relacionado con el deterioro cognitivo, la pérdida de memoria y posiblemente hasta la enfermedad de Alzheimer.
Si hay apnea de sueño, lo recomendable es ir al especialista que ayude a tratarla para retrasar los problemas de memoria.
Mantener saludable tu corazón
Controlar la presión arterial alta, hacer ejercicio regularmente y adoptar otros hábitos que mejoren la salud cardiovascular también tienen importantes beneficios para el cerebro.
La mente y el cuerpo suelen estar más conectados de lo que la gente cree.
Son capaces de impactarse mutuamente tanto de forma positiva como negativa dependiendo de una variedad de factores.
Uno de los mayores problemas de salud mental que puede provocar síntomas físicos es el estrés.
El estrés puede hacer más que solo provocarle un dolor de cabeza. De hecho, las personas que experimentan estrés crónico se han asociado con 40 por ciento más de riesgo de desarrollar o morir a causa de una enfermedad cardíaca, según la AARP.
Es por eso que los médicos recomiendan llevar una vida tranquila y procurar de la manera que sea posible que las preocupaciones diarias, los problemas de la sociedad en general y nuestras propias situaciones nos afecten más de la cuenta.
No importa la edad que tengas, estos tres consejos los puedes poner en práctica y ayudar no sólo a tu cuerpo, sino a tu cerebro a tener una salud óptima.