El 17 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Niño Prematuro. La instancia busca crear conciencia sobre la realidad de estos menores y los desafíos que enfrentan las familias y sistemas de salud.
El neonatólogo de Clínica Universidad de los Andes, Mauricio Lagos, comenta que en nuestro país se reportaron 210.367 nacimientos en 2019, de los cuales alrededor del 12% fueron prematuros, siendo 1 a 2% de ellos prematuros bajo las 32 semanas de gestación. “A pesar de los avances en los últimos años, la frecuencia de prematuridad en países desarrollados está aumentando, aunque ha mejorado el cuidado y la supervivencia del niño prematuro”, señala.
Actualmente, en las unidades neonatales se han planteado nuevos retos, ya que el objetivo no es sólo curar las enfermedades de los niños prematuros, sino también lograr una sobrevida libre de secuelas.
Niños prematuros
De acuerdo con el especialista, los niños prematuros deben ser evaluados según su edad corregida. Este concepto corresponde a la que tendría el niño si hubiera nacido el día que cumpliera la 40a semana de gestación. Por ejemplo, un prematuro que nace con 27 semanas, al cumplir 21 días de vida, su edad corregida será 30 semanas.
“Se corrige la edad para la valoración del peso, talla, perímetro cefálico y desarrollo psicomotor hasta los dos años cumplidos de edad corregida; posteriormente son evaluados con la edad real o cronológica”, explica el médico Mauricio Lagos.
Además de lo anterior, los niños prematuros se clasifican en varias categorías:
- Recién nacido pretérmino o prematuro: que nace antes de las 37 semanas de gestación
- Prematuro tardío: que nace entre las semanas 34 y 37 de gestación
- Gran prematuro o muy prematuro: que nace antes de la semana 32 de edad gestacional
- Prematuro extremo: que nace antes de la semana 28 de edad gestacional
Cuidados que necesita un niño prematuro hospitalizado
Gran parte de los prematuros, en especial los prematuros extremos, no han desarrollado completamente todos los órganos, por lo cual necesitan ser hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Esto provoca que deban recibir cuidados especiales, como los siguientes:
- Conservar el calor: requieren el uso de incubadoras, ya que pierden más fácilmente el calor corporal, lo que podría provocarles una hipotermia, poniendo su vida en peligro. Necesitan más energía y cuidados para conservar el calor y desarrollarse.
- Alimentación: pueden tener dificultades al alimentarse debido a que la coordinación de su reflejo de succión y deglución no está del todo desarrollada. Además, presentan inmadurez intestinal, lo cual es un factor de riesgo para sufrir de enterocolitis necrotizante, patología grave durante las primeras semanas de vida. La lactancia materna es un aporte fundamental, ya que es un factor protector y favorece el apego con la madre.
- Respiración: si bien muchos empiezan a respirar de forma autónoma desde el momento en que nacen, en algunas ocasiones, no tienen fuerza suficiente para seguir haciéndolo, se agotan y pueden dejar de respirar (apneas). Asimismo, otros necesitan reanimación y el soporte de una máquina para poder respirar. Si los pulmones no han terminado de desarrollarse y les falta surfactante (sustancia que permite que los alvéolos pulmonares permanezcan abiertos y expandidos) los niños prematuros podrán tener dificultades para respirar. Aquellos prematuros más extremos, pueden desarrollar “un tipo de daño pulmonar” llamado displasia broncopulmonar, que puede condicionar requerimiento de oxígeno suplementario por varias semanas o meses.
- Infecciones: las infecciones graves son más frecuentes en los niños prematuros. Su sistema inmunitario no está totalmente desarrollado y, por lo tanto, su cuerpo no “combate” tan bien las infecciones como lo haría un recién nacido de término.
- Cerebro: pueden sufrir hemorragias cerebrales durante el parto y en los días inmediatamente posteriores a este. Además, pueden sufrir lesiones cerebrales debido a la falta de oxígeno durante el parto. Las hemorragias o la falta de oxígeno en el cerebro pueden asociarse a trastornos en el desarrollo más adelante en la vida del niño. La estadía en sí en una unidad de cuidados intensivos neonatal también puede alterar algunos procesos de maduración cerebral, dadas las condiciones ambientales tan distintas al útero materno (ideal para el desarrollo).
Mientras más prematuro es un recién nacido, su hospitalización será más prolongada, pudiendo alcanzar hasta los 3 meses en los menores de 27 semanas.
Una vez alcanzado un peso cercano a los 2 kg y edad gestacional corregida, habitualmente cercana a las 40 semanas o más para los prematuros más extremos, se analiza cada caso en particular para decidir el alta programada a su hogar.
“Los prematuros extremos, los pacientes con lesiones neurológicas o si surgen signos de alerta durante el seguimiento, deberán recibir tratamiento multidisciplinario con kinesiólogo, terapeuta ocupacional, psicólogo y fonoaudiólogo. Asimismo, según su evolución clínica pueden requerir atención por neurología, neumología, endocrinología, cardiología, gastroenterología y nutrición”, afirma Mauricio Lagos.