Quizá en algún momento sacrificaste tu paz mental por estar con alguien que no te convenía. Quizá te conformaste con un amor a medias que no estaba dispuesto a invertir la misma energía que tú en hacer que las cosas funcionaran.
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Todas hemos pasado por algo así pero llega una edad en la que entiendes que no tienes por qué estar persiguiendo a quien no quiere quedarse ni tampoco levantando migajas o convenciéndolo de lo mucho que vales.
A veces nos quedamos con alguien por miedo a la soledad; preferimos conformarnos con lo que ya conocemos aún cuando sabemos que no nos está haciendo bien.
La sociedad ha sido muy buena para presionarnos sobre lo que debemos tener cuando llegamos a cierta edad: una pareja estable con quien casarnos, tener hijos y formar un hogar perfecto. Pero piénsalo bien: ¿vale la pena estar con alguien que no te convence del todo sólo para cumplir esas expectativas ajenas?
Quizá a los 18 o los 20 te aventuraste con diferentes relaciones. Te enamoraste, gozaste, lloraste y sufriste frente a las diferentes aristas del amor y está bien, es parte de la experiencia de vivir. Pero cuando comienzas a acercarte a los 30 y llegas a ellos, te das cuenta de que ya no estás para juegos.
Y es que ya no se trata de tener algo «porque sí» sino de aprender a ser paciente y esperar para encontrar el amor que en verdad mereces.
No se trata de dejar de divertirte y explorar, ni de quedarte sentada de brazos cruzados per sí de conocerte mejor y entender lo que en verdad quieres y necesitas, lejos de todas esas expectativas ajenas.
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Ya no se trata de estar con alguien porque “hay química” o porque si no es con esa persona, corres el riesgo de quedarte sola, sino porque te está complementando y ayudando a construir un futuro en el que ambos pueden estar bien.
A los 30, las relaciones adquieren un significado completamente diferente.
El miedo siempre se hará presente, especialmente si ya has pasado por muchas decepciones. Pero cuando entiendes la importancia de ser paciente, te das cuenta de que no vale la pena invertir tiempo y energía en amores a medias.
La presión también estará ahí, siempre haciéndote sentir que no estás tomando la dirección correcta o que «hay algo mal» contigo que hace que no te hayas establecido con alguien. Pero no debes sucumbir. No te compares a lo que otros están haciendo porque cada quien tiene sus propios procesos. Cada quien tiene sus metas y sueños y cada quien avanza hacia ellos como puede.
Ser paciente atrae el amor que mereces.
Mereces un amor que te haga sentir una prioridad y no una opción, que te escuche y te vuelva parte de su vida. Ya no estás para esos amores incompletos que te quieren un día y al siguiente desaparecen.
No es que a los 30 ya no puedas «perder el tiempo» pero la realidad es que no vale la pena desgastarte cuando puedes esperar por un amor que te sume, te motive y alimente tus sueños.
Recuerda que el amor verdadero se construye todos los días y sucede cuando dos personas aprenden a tomarse de la mano para caminar juntos uno al lado del otro hacia adelante.
El tiempo te ayudará a entender lo mucho que vales y eso es lo que hará que por nada en el mundo bajes tus estándares. Conforme te vas acercando a los 30, aprendes a cerrar ciclos y cerrar puertas para dejar entrar todo lo maravilloso que mereces.
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