La conversación en torno a la ansiedad parece estar tomando más importancia que nunca y que la pandemia no sólo ha puesto a prueba nuestra salud física sino también la emocional.
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Los trastornos de salud mental no son cualquier cosa. No es algo que deba tomarse a la ligera o tratarse como si fuese un resfriado común. No es solamente llenarse de frases motivacionales o poner una barrera para que nadie se de cuenta. Hay todo un proceso detrás y cada quien vive una realidad diferente con ellos.
La ansiedad provoca que te comportes de cierta forma y aunque quisieras no ser así, no puedes evitarlo. Esto puede hacer que las personas no entiendan las personas por qué reaccionas como reaccionas. Puede ser que ni siquiera te des cuenta, después de todo, ya es algo normal para ti. Aquí hay algunas cosas que seguro puedes identificar:
Obsesionarte con cosas en las que la gente normalmente nunca pensaría dos veces.
Te obsesionas con todo lo que hay en tu cabeza y quien no tenga ansiedad te dirá que «no le des tantas vueltas». Tal vez te obsesiones con una conversación que tuviste la semana pasada o la forma en que tu jefe te contestó el último mensaje que mandaste. Tal vez te obsesiona el hecho de que tu pareja no te ha enviado mensajes de texto en un día o si no terminaste tus pendientes a tiempo. Sea lo que sea, es difícil para las personas sin ansiedad entender por qué estás tan atrapada en cosas que para ellos son tan simples.
Constantemente te predispones al peor escenario en cada situación.
Antes de tener una cita, estás convencida de que todo saldrá muy mal. Si vas a emprender un viaje, imaginas que tendrás un accidente fatal. Cuando te enfermas, te aterroriza la idea de que se trate de algo más grave. La lista sigue y sigue, y a otros les parece una tontería pero para ti son miedos reales.
Repites conversaciones una y otra vez en tu mente
Intentas evitar el enfrentamiento a toda costa, porque hace que tu ansiedad empeore. A cualquier conversación le das vueltas interminables. Nunca puedes sacar las palabras que dijiste de la cabeza y siempre piensas si algo estuvo mal o si debiste decir otra cosa. Realmente puede consumirte por dentro, y siempre debes recordarte a ti misma que es tu ansiedad la que te está provocando ese malestar, y que probablemente todo esté bien.
Crees que es tu culpa cuando alguien no responde de inmediato.
Ya sea que se trate de tu pareja, tu mejor amiga o alguien del trabajo, constantemente te alteras cuando la gente no te responde. Las personas sin ansiedad normalmente no le prestarían atención, pero para ti es algo muy importante. Por lo general, cuando las personas no te respondem lo más pronto posible, piensas que es culpa tuya. Siempre piensas que hiciste algo mal, cuando lo más probable es que sean terribles para comunicarse o simplemente tengan otras cosas que hacer que nada tienen que ver contigo.
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Constantemente comparas tu éxito con el de otras personas y sientes que no lo estás haciendo bien
Constantemente ves en Facebook que personas de tu edad están consiguiendo los trabajos de sus sueños, formando una familia o simplemente haciendo algo que los haga sentir buen. Eso hace que tu cabeza quiera explotar porque piensas que no estás haciendo lo correcto. Sabes que no debes compararte con los demás porque cada quien va a su ritmo pero a veces tu ansiedad se apodera de ti y no puedes evitarlo. Los demás probablemente no piensan en lo que estés haciendo o no pero a ti te preocupa si alguna vez vas a estar a la altura de ellos, y si tus metas alguna vez se harán realidad.
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