En medio de la vorágine del día a día es posible caer en malos hábitos que destruyen la relación de pareja y que son percibidas como cosas insignificantes, cuando en realidad, sus secuelas se pueden pagar caro.
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Casi sin notarlo, quizás son los responsables de que una, o varias de tus relaciones, acaben en malos términos porque las personas solemos repetir patrones de conducta hasta que los estudiamos y cortamos para transformarnos en alguien mejor.
Hábitos que dañan la relación de pareja
La pareja perfecta no existe, pero lo ideal, es trabajar constantemente para tener un romance feliz, pleno y con futuro por delante para seguir cumpliendo sueños. ¿Cómo? Evitando algunas de estas actitudes.
No tener tiempo para compartir
«Disculpa, es que estoy muy ocupada». Si esta frase te suena familiar porque la repites constantemente, quizás tu compañero sentimental se sienta cada vez menos importante en tu vida.
Es cierto que debes tener tus propios proyectos y también espacio para disfrutar de ti misma, pero siempre es fundamental refrescar el amor creando nuevos recuerdos juntos.
Una solución para mujeres con la agenda llena es que destinen uno o varios momentos a la semana, como si se tratara de otro compromiso más, para estar con tu pareja, pasar tiempo de calidad y hacer actividades que ambos disfruten.
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Tener sexo por obligación
No debes mantener relaciones sexuales con tu novio o esposo si no quieres. No le debes nada, no estás obligada, es tu cuerpo y tú puedes decidir sobre él.
Muchas veces caemos en la trampa de ceder ante su deseo para complacerlo o no ser las aguafiestas, pero, a la larga, transforma la visión que tenemos sobre estos encuentros y los vuelve en «un deber que va inhibiendo el deseo», según La Vanguardia.
Este es un momento «para compartir el placer», afirman, y disfrutarlo los dos al máximo. Si no te apetece, no tienes que buscar excusas. Tu pareja debe aceptar tus «no» como respuesta y respetarlo.
Intimidad… en exceso
Esto es muy común cuando se trata de relaciones a larga duración que incluso han dado el siguiente paso y viven juntas o comparten una familia.
No se trata del apartado sexual sino cuando la confianza es excesiva y se hacen cosas con el otro presente que deberían ser privadas, pues pueden acabar con el deseo. Por ejemplo, ir al baño cuando la media naranja está presente.
“En las relaciones de pareja todo lo que no suma, resta”, asegura el terapeuta Antoni Bolinches al medio. Así, que si sientes que se vulnera tu espacio personal o ves cosas que te desagradan del otro, es preferible conversarlo y evitarlo.
Relación de uno
Una pareja es de dos personas igualmente involucradas e interesadas en que la relación prospere, así que cuando uno no asume su responsabilidad, la situación se desbalancea.
Si en algunos de los lados se cae en el conformismo, se acaban los detalles, se extingue la comunicación, no hay iniciativa, entre otras actitudes, es momento de solucionarlo de forma honesta.
En cambio, si asumes el papel de salvadora o das siempre más de la cuota que te toca, terminarás desgastada emocionalmente.
Regañar a tu pareja
Para muchos hombres, no hay algo más que apague la llama más rápidamente que su pareja actúe como su madre. Es común caer en esto de forma inconsciente, pero tu función no debe ser regañarlo ni controlarlo.
Él es una persona adulta que toma sus propias decisiones y también debe hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Estás ahí para aconsejarlo y apoyarlo, pero eres su compañera, no su mamá.
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