En estos tiempos en los que estamos navegando en redes sociales 24/7, hemos visto cómo personas comunes y corrientes han pasado a convertirse en una especie de dioses del Internet, especialistas en política, moda, salud, belleza y cualquier otro ámbito que podamos imaginar. Son líderes de opinión que nos muestran el mundo a su manera, haciéndonos sentir más cercanos a ellos que cuando vemos a un actor de Hollywood como Brad Pitt o una estrella de la industria musical como Shakira, porque al final pueden ser cualquier vecino.
En algún momento los influencers sorprendían con contenidos perfectamente planeados, pensados en hacer reír o incluso en motivar a un bien común. Y aunque actualmente existen muchos que siguen firmes a sus convicciones de cambiar el mundo, ya sea con perspectiva feminista, a favor de la ecología o de cualquier valor social, hay muchos otros que nos hacen preguntarnos a quién estamos haciendo famoso.
El reciente caso de Nath Campos, influencer mexicana que denunció de abuso sexual a su compañero Youtuber Rix, y la cantidad de denuncias y pruebas que circularon en redes sobre otros creadores de contenido que están envueltos en lo mismo me provocó un gran malestar.
Es decir, los influencers son personas que con ayuda de una cámara, ingenio y carisma han logrado llegar a millones de ojos y oídos y al final, han convertido ese poder en un negocio, un mercado lleno de exigencia que termina siendo un arma de doble filo. Entre la sed por obtener likes y la monetización de sus contenidos, los influencers terminan olvidando la responsabilidad que tienen frente a los usuarios.
¿Cómo olvidar cuando Luisito Comunica causó gran polémica con una fotografía que hacía una evidente apología a la violación y que justificó diciendo que era «una broma»? ¿O cuando el Werevertumorro hizo un video en el que recreó «de forma cómica» un caso de abuso sexual a una persona en estado etílico? ¿Y la vez que Lele Pons apareció con un cocodrilo con el hocico atado con cinta, mientras ella posaba para la cámara en la piscina? ¿Una Bárbara de Regil dando consejos de alimentación sin tener conocimientos académicos de ello o un Juanpa Zurita aseverando que en México no existe el racismo ?
Conforme cada uno de ellos fue «metiendo la pata» me cuestionaba más el por qué seguimos enalteciendo gente que emite mensajes equivocados, sin sustento, desde su privilegio, sin tomar en cuenta lo mucho que influyen en otros, especialmente generaciones jóvenes.
Y no es que yo sea una autoridad para decidir quién está bien o quién está mal pero las conversaciones que se disparan en redes sociales dejan ver la incomodidad que causan en otros.
Todos podemos aprender y todos podemos transmitir conocimientos en base a nuestras experiencias y habilidades pero pareciera que los influencers han olvidado la responsabilidad que tienen con semejantes cifras de seguidores.
No se puede cambiar al mundo, no tenemos el control sobre otros pero decidí que la única forma de calmar ese malestar que me provocan las acciones de estos influencers fue dejando de seguirlos.
No quiero ver más influencers que muestran sus lujosos viajes de placer en medio de una pandemia, ni tampoco que están en fiestas cuando se ha pedido distanciamiento social. No quiero ver influencers que normalizan la violencia en ninguna de sus formas, ni que hacen apología al maltrato animal.
Para contrarrestar esto, me enfoqué en aquellas personas con un mensaje más positivo, con una imagen más real y una conversación que invita a la reflexión. Tampoco es que mis redes estén llenas de contenidos «de enciclopedia» o que sólo busque a personas que considero «superiores» sino que simplemente quiero ver gente que me de un respiro de todo eso que está alterando tanto a la sociedad.
https://twitter.com/whatthefffake/status/1353015752920608768
¡Hay muchas opciones!
Pamela Moreno, quien publica contenidos de cómo va aprendiendo de feminismo o recordándote lo hermosa que eres. Jezzini quien en sus redes sociales hace parodias de situaciones que nos aquejan sin caer en el mal gusto (e incluso tiene conversaciones sobre lidiar con un amor no correspondido o sobre dejar de normalizar la violencia a las mujeres). Esmeralda Soto, Rebeca Schürenkäper, Sasha Fitness, Danae Mercer, Nicky Tutorials, ThemcleodFamily son algunos de los creadores de contenido que comencé a seguir y que sin duda han llenado mi feed de publicaciones más lindas.
La lección en estos tiempos es: si altera tu paz mental, bórralo, bloquéalo o deja de seguirlo.
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