Los sucesos del 2020
Todos hemos sentido que algún año no ha sido el «nuestro». Nos sentimos aislados –hasta cierto punto– porque solemos concentrarnos en los éxitos y la vida que otros quieren que veamos haciéndonos pequeñitos por comparación.
Sin embargo, el 2020 definitivamente no fue el mejor año para nadie, al menos en eso podemos estar acompañados. Desde el inicio empezamos a escuchar del virus que había paralizado china, un lugar que parecía estar muy lejos de nosotros y que parecía no afectarnos.
Asimismo, comenzamos con conflictos políticos entre Estados Unidos e Irán. Recordemos que el 3 de enero fue asesinado Qasem Soleimani por un ataque con drones de EE.UU., elevando la tensión entre el el país norteamericano e Irán; protestas, amenazas, y posibles ataques fueron las primeras noticias de este catastrófico año.
Australia comenzó a sonar en todas las noticias por incendios que parecían no querer ceder matando todo a su paso, California siguió igual con terribles olas de fuego que arrasaban con todo.
Un terrible accidente en helicóptero cobró la vida del famoso deportista Kobe Bryant y de su hija Gianna, sorprendiendo a todos. Él era un hombre joven, saludable, y con un mensaje positivo en todo momento.
La pandemia que paralizó al mundo
Al final, el virus logró en muy poco tiempo paralizar al mundo entero. Se cerraron fábricas, comercios, casas, y se redujeron las entradas a múltiples países con la intención de controlar al COVID-19. Los sueños se marchitaron conforme pasaban los meses, los negocios de miles de personas no lograron sostener los meses de aislamiento y cerraron, los despidos se hicieron presentes, y la crisis económica comenzó a afectarnos.
Eso hablando solamente de lo material, porque el virus ha cobrado millones de vidas alrededor del mundo. Millones de familias han llorado a sus muertos y les han arrebatado los rituales (funerales) que permiten darle un cierre a los vivos. Otros –los afortunados– han quedado con secuelas del coronavirus, luchando todavía por sus vidas.
Así que sí, definitivamente el 2020 nos ha pegado a todos –en mayor o menor medida– pero a todos nos ha afectado de alguna manera. ¿Lo peor? Esto no ha terminado, y la espera a recuperar nuestra «normalidad» es larga o como muchos creen, nula.
¿Y qué podemos hacer mientras?
Podemos llorar, quejarnos y lamentarnos por todos aquellos planes que se hicieron cenizas, por las personas que se nos fueron este año, las fuentes de trabajo que se cerraron, y las crisis que nos paralizaron por momentos. Es válido, es justo, y es necesario tomarnos una pequeña pausa para poder sentir lo que nuestro corazón grita, para expresarnos y no enterrar nuestros sentimientos.
No obstante, no es lo único por lo que debemos definir este lapso, por más terrible que parezca. No nos concentremos en todo lo que no fue: ese viaje que planeaste con tanto empeño, esa boda con la que siempre soñaste, ese negocio que por fin estaba siendo rentable, o ese año que parecía ibas a poder capitalizarte. Todo eso ya fue, ya no podemos obsesionarnos por lo que no puedo ser.
Lo que sí podemos agradecer es lo que todavía nos queda, aunque esto parezca poco o insuficiente, al menos existe.
Este ese el año para dar las gracias por tener a quien decirle un «te amo», por respirar, por tener un alimento, por los que tienen un ingreso económico estable, por los que tienen fuerza y creatividad para encontrar la luz en los momentos más oscuros.
Este es el año para entender la importancia de lo que damos por sentado. Para dar una pausa a nuestras vidas, y dar más abrazos, más besos, más tiempo, más momentos a las personas que amamos.
Este es el año para entender que el cuerpo cobra facturas, que la salud debe ser siempre una prioridad en nuestras vidas, y nunca podemos dar por sentado. No comas bien por estética, come bien porque en momentos de crisis necesitarás toda la fortaleza que tu cuerpo te pueda proporcionar.
Este es el año en el que debemos de vivir por los que ya no están. Usemos sus lecciones, mantengamos vivo su legado, y vivamos en su honor con toda la fuerza, no como espectadores.
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