Llorar después del sexo no es igual a haber tenido un encuentro poco satisfactorio. Aunque ese sea el pensamiento más común, y lógico, en las personas que lo sufren, en realidad se trata de un síndrome llamado disforia poscoital.
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De hecho, los que han reportado soltar lágrimas tras el acto afirman haber alcanzado el orgasmo, pero detrás de él, vino una ola de tristeza, vergüenza y ansiedad que no podían controlar. ¿Por qué?
El sexo, un catalizador de emociones
«Después de un gusto, un susto», reza una popular frase aplicada en todos los ámbitos, pero para aquellos que no pueden contener el llanto detrás de haber tenido una sesión de sexo, es una situación incómoda.
«Es difícil medirla, pero después de tener relaciones tengo una fuerte sensación de autodesprecio», le dijo un paciente masculino a la BBC, porque sí, sucede tanto en hombres como en mujeres, pero es más común en ellas.
De acuerdo con el portal Mejor con salud, luego de haber tenido un encuentro con la pareja se produce una disfunción en la fase de resolución del ciclo de respuesta sexual lo que le da paso a las emociones negativas.
Estas van desde la tristeza, ansiedad o nostalgia, que pueden durar pocos minutos o incluso horas. De igual manera, no son exclusivas del sexo en pareja porque también se han dado casos en personas tras la masturbación.
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Las causas de la disforia postcoital
Teniendo en cuenta que estamos hablando de relaciones consensuadas, deseadas y disfrutadas, es alarmante el número de personas que aseguran haberlo padecido, oscilando entre el 41% en hombres y 46% en mujeres, según la fuente.
Se produce por diferentes razones que van desde lo biológico hasta lo psicológico.
En el primer lugar, se sabe que se alteran los procesos bioquímicos involucrados en la respuesta sexual, «por lo que al volver al nivel base esto puede desencadenar las emociones negativas», explicó el citado medio.
En el mismo sentido, «la amígdala puede disminuir su funcionamiento y luego del acto se vuelve a activar», aseguró el especialista en salud sexual, Fernando Rosero, a BBC.
El segundo aspecto a tener en cuenta es que influye la educación rígida respecto al sexo, las creencias religiosas, el haber experimentado abusos sexuales, no sentir conexión emocional con la otra persona y los problemas de pareja.
No obstante, también hay quienes reportan haberlo experimentado desde un punto de vista positivo, puesto que sintieron tanto placer o vinculación con el compañero que no pudieron contenerse.
«Ocurrió con un novio con el que sentí tanta conexión que después de llegar al orgasmo lloré, pero no de tristeza, era una sensación de placer, un placer cálido», declaró Verónica Gómez, una joven madrileña en un reportaje de El Mundo.
Posibles soluciones
Aunque puede ser un padecimiento transitorio que surge en un par de ocasiones, cuando se vuelve frecuente debe tratarse con un profesional para descubrir las causas.
«El sexo tiene que ser una relación de bienestar y placer. Cuando exista alguna alteración que no lo permite es momento para consultar», agregó el experto.
En caso de que sea algo circunstancial, afirman que es importante drenar y permitirse sentir esa tristeza por cual sea el motivo, además de mantener el contacto físico con la pareja.
Es decir, seguidamente del orgasmo continuar con la sesión de besos, caricias, abrazos y dialogar para tratar de apaciguar los problemas existentes y el sentimiento de malestar.
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