Si la única forma de discutir que conoces incluye gritos, reclamos y mucho drama, pues te contamos que manifestarle tus sentimientos a tu pareja no siempre debe llevar a esos caminos.
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De hecho, no es lo más saludable. Discutir sanamente, o aprender a discutir, es uno de los requisitos que deben tener las personas que quieran estar en una relación duradera.
Esto, porque evadir los problemas empeora la situación al igual que peleas constantes que son pocos productivas y lo único que dejan de paso son rencores, distanciamientos y estancamiento.
Discutir sanamente con tu pareja: cómo hacerlo
Un estudio publicado por Lawrence A. Kurdek en el Journal of Marriage and Family, citado en El Confidencial, arrojó cuáles son los problemas más comunes por los que las parejas tienden a pelear.
Estos son los conflictos de poder, los temas sociales, los defectos personales, la falta de confianza, la intimidad y el compromiso de la pareja.
Nadie está exento de ellas, pero hay unas que afectan mucho más y que deben ser tratadas con sensibilidad y tacto al momento de hacer reproches: la confianza, el compromiso y los temas personales, aseguró la fuente.
En cualquiera de esos seis casos, o los que queden por fuera, los expertos afirman que el punto de partida para tener una discusión beneficiosa es controlar la furia y aprender de ella.
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«Enfadarse señala que existe un problema, pero darle rienda suelta a tu furia no lo soluciona”, explicó la psicóloga Harriet Lerner al citado medio.
Es por esto que ella prefiere que las personas se enfoquen en analizar la razón de la furia, ver que está fallando en la relación de pareja y a nivel personal antes de hacer cualquier reclamo.
De hecho, en muchas ocasiones la rabia proviene de otros motivos que no tienen que ver con el comportamiento de tu compañero y es quien termina pagando los platos rotos, por eso, distinguir sus orígenes será fundamental para que prevalezca la justicia.
De igual manera, la experta afirma que mucho de los malestares que existen en la convivencia por cosas comunes como lavar la ropa o limpiar la casa no son necesariamente por la actividad en sí, sino porque subyace algo debajo.
Es decir, el reclamo del hombre o la mujer es «síntoma con el que se manifiesta un problema mucho mayor», que podría ser no sentirse apoyado en los deberes del hogar, siguiendo el mismo ejemplo.
Las formas también importan
Como era de esperarse, la especialista también recomienda que calmarse y escuchar al otro es la base de discutir sanamente, además es importante hablar de los malestares con total honestidad.
“Expresar en voz alta tus emociones más profundas, a veces la tristeza y la vergüenza y muy a menudo los miedos relacionados con la relación, puede ser difícil, pero gracias a ello obtendremos la mejor recompensa”, dijo.
Asimismo, agrega que es propicio analizar cuál es el momento más ideal para que ambos participen activamente y puedan llegar un acuerdo, en el que no influyan factores externos como presión social, alcohol, estrés, entre otros.
Por supuesto, tampoco hay que buscar tener la razón absoluta de todo sino más bien enfocarse en qué pueden hacer ambos productivamente para solucionar ese tema y acordar las nuevas bases con la que continuarán.
Este «pacto satisfactorio para ambos debería ser uno de los objetivos de nuestras disputas, no sacar a relucir trapos sucios del pasado», de acuerdo con el medio.
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