La Luna es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra. Su efecto gravitacional es tan importante para nuestras estaciones como el Sol. Las mareas las dicta la luna, los ciclos de reproducción se ven afectados por ella y de un modo u otro, nuestro ciclo y energía están ligados también. Sí, las mujeres tenemos una conexión única con la Luna.
El cuerpo de una mujer y el ciclo femenino están conectados a la Luna y la Tierra. Una mujer, a través de su ciclo menstrual, pasa por las distintas energías lunares (luna nueva, primer cuarto, luna llena, tercer cuarto). Estos a su vez están conectados a las diferentes estaciones (primavera, verano, otoño e invierno).
Antiguamente, este vínculo entre la mujer y la naturaleza formaba parte de la cultura y las costumbres. Se realizaron ritos y se contaron historias para explicar esta relación. Entonces, las niñas tenían esta comprensión de sí mismas, su cuerpo y su menstruación. Lo entendieron como «sagrado», no como sucio, molesto o vergonzoso.
Hay tantas historias, leyendas y canciones ligadas a la Luna que es imposible no sentir atracción hacia ella cuando le vemos con nuestros propios ojos.
Las mujeres que disfrutan contemplarla, tienen algo muy especial: son almas viejas, llenas de sabiduría y sensibilidad.
Observarla por unos instantes te hace pensar en lo pequeñas que somos pero al mismo tiempo, nos hace sentir poderosas. Es un magnetismo inexplicable, una energía que recorre nuestro cuerpo de pies a cabeza.
La vulnerabilidad que sientes al contemplar la Luna es un recordatorio de lo fuertes que has sido.
A veces la incertidumbre nos consume pero cuando eres un «alma vieja», sabes cómo sobrellevar los tiempos de adversidad. Porque no importa cuán desfavorables se vean las condiciones, el encierro no es una prisión para ti sino una oportunidad para sacarle provecho a la vida. No es extraño que cuando estés pasando por un momento de confusión o miedo, mires al cielo en busca de la Luna.
Un alma vieja es aquella que tiene una mayor sensibilidad a la vida. Alguien que tiene la capacidad de pensar más allá de la superficie y generar sabiduría desde adentro. Todas pasamos por momentos complicados pero cuando eres un alma vieja, eres capaz de aceptar la nueva realidad a la que te enfrentas y tomar acción sobre ello.
Eres un ser creativo, capaz de transformar lo que hay a tu alrededor en arte. Para ti, el tiempo en casa es una oportunidad para escribir, bailar, pintar, cocinar o hacer música. Pareciera una situación que desmotiva, pero como alma vieja, buscas enfocarte en proyectos creativos que alimenten tu corazón.
Eres consciente de ti misma y eso te mantiene en balance. Estás en contacto con tu esencia, te mantienes firme con tus convicciones y no pierdes de vista lo que te ha hecho tan inquebrantable.
Contemplar la Luna te hace valorar las relaciones que tienes, la persona que eres. Te recuerda que debes agradecer por todo lo que has logrado y te hace soñar con lo que vendrá después.
Eres un alma sabia sabe escuchar y sabe dar, lo que te permite quitarte un enorme peso de encima cuando de estar sola se trata. Lo que haces, lo haces con pasión y eso es un gran motor en los momentos de angustia.
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