Te vas a la cama, tu pareja espera tener relaciones sexuales pero tú solo piensas en disfrutar de una película o un libro antes de ir a dormir, algo que suele repetirse en varias ocasiones. O viceversa.
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Este es un escenario que puede ser estresante y hasta llenar de angustia o ansiedad la vida sexual de una pareja puesto que hay uno de los dos que se siente como el culpable y se lo achacan como una deficiencia personal.
Las relaciones sexuales, un punto pendiente
Sin embargo, lo que muchas no saben es que tener apetitos diferentes, es común. Según un estudio, citado en InStyle, los problemas de bajo deseo y discrepancias al respecto son las preocupaciones sexuales más reportadas entre mujeres en un 34%. En otra investigación, el 40% de las mujeres aseguró tener menos apetito sexual que su pareja.
Esta incompatibilidad en las relaciones sexuales no tiene que ser una cruz a cargar dentro de la relación. Conforme con una investigación en Archives of Sexual Behavior, cómo los integrantes de la relación responden a esas diferencias puede mejorar sustancialmente su unión.
Expertos afirman que los niveles de deseo cambian a lo largo de nuestras vidas y en consecuencia, a lo largo de nuestras relaciones. Una creencia extendida y errada es afirmar que como nuestro amante antes era más fogoso, ahora que el sexo se ha vuelto menos frecuente no me desea o tiene a otra persona.
Esta modificación sucede como resultado de factores diversos como edad, niveles de estrés de la vida en general y hasta el estado civil.
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Lo importante, en este caso, es estar mentalmente preparados para estos cambios en las relaciones sexuales y llegar a acuerdos para encontrar la satisfacción dentro y fuera de la cama, aseguró la fuente.
Las expectativas son las grandes enemigas
“Lo que veo clínicamente con las parejas que le hacen frente a esto es que piensan ‘nuestra vida sexual era tan increíble, pensé que esto es lo que sería siempre’”, afirma Kristen Mark, una terapeuta al citado medio.
Agrega que esa clase de expectativas o comparaciones se convierten en una fuente de angustia porque las fluctuaciones en el deseo son normales.
En su experiencia, las parejas que se encargan responsablemente de sus diferencias de deseo o de las formas tener sexo, sin recriminarse, tienen el camino más fácil. Ellos reconocen las maneras en las que cambia el deseo y no lo tratan como un gran problema que debe solucionarse sino que se adaptan.
“Su impulso sexual está influenciado por factores externos: una semana difícil en el trabajo, depresión, ansiedad, pérdida del interés. El sexo a veces no te hace sentir mejor”, explicó.
Cómo hacerle frente al problema
Las mujeres que han pasado por este tipo de circunstancias afirman que el aliado principal para mantener la relación y que esta no se resienta es tener buena comunicación. Evitar culpar al otro (o a sí mismo), sentirse menospreciado o intentar hallar terceros.
“En los últimos años comenzamos a hablar más de nuestros sentimientos y estamos en la misma página. Creo que es importante no dejar que se convierta en este elefante en la habitación, trabajar juntos para encontrar soluciones”, aseguró Annika, una mujer que lleva 22 años de casada, a InStyle.
“La discrepancia del deseo es un problema diádico, creado por la interacción de dos individuos. Esto no es algo que una persona deba soportar. La gente tiende a patologizar al que tiene el menor deseo y ese no es el caso. Es solo deseo”, afirmó la experta.
La masturbación es una de las estrategias más sugeridas en estos casos, además de otro tipo de contacto físico que no necesariamente lleve al sexo en la pareja, pero siempre y cuando se cumpla con el requisito de comunicarse y discutir el tema.
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