Las mujeres parecemos estar condenadas a «ser menos» cuando llegamos a cierta edad. La sociedad de pronto comienza a fijar la mirada en nuestras arrugas, manchas, cicatrices y cabello blanco antes que en todo lo que hemos construido a lo largo de la vida.
Especialmente llegar a los 40 se escucha como un gran golpe. Por un lado, has dejado de ser una mujer joven pero tampoco eres lo suficientemente «vieja» como para pensar en un retiro.
En tiempos pasados, el ser humano promedio no vivía más allá de los 40 años. Llegar a esa edad era visto como el punto máximo de la sabiduría por el largo camino recorrido. Hoy, llegar a los 40 es todo menos vejez. Es momento de dejar atrás todas esas creencias que nos frenan y que nos hace creer que dejamos de ser suficientes a cierta edad.
Sí, es muy diferente tener 40 años que tener 20 o 30 pero ¿acaso es algo malo? ¡Aún queda mucho más por aprender y disfrutar!.No tienes por qué desacelerar el paso ni seguir un manual de «cómo ser una buena señora de 40 años». No existe tal cosa; cada quien vive la vida a su modo y a su ritmo.
Llegar a los 40 no es una condena, es una bendición. Has vivido lo suficiente como para ganar sabiduría y entender que el sufrimiento es temporal pero aún te falta mucho para vivir y aprovechar todo lo aprendido.
Ya has pasado por muchas decepciones y conoces el dolor de una ruptura pero sabes que no es el fin del mundo. El desamor ya no es una razón para dejar de creer en el amor. Sabes que mereces lo mejor y por eso, has aprendido a ser paciente o a tomar las cosas con más calma.
A los 40 sigues siendo hermosa y lo suficientemente interesante como para que seas el centro de atención.
No dejas de experimentar con cambios de look o con un nuevo estilo de vestir. ¡Este es tu momento! Ya no te preocupes por el qué dirán A estas alturas sabes perfectamente lo que te hace feliz y lo que no pero sobretodo, sabes que no tienes por qué ir por la vida complaciendo a otros.
A los 40, el amor ya no está sólo en una pareja sino en quienes te rodean, desde tus hijos (si los tienes), hasta tus amigas que siempre han estado contigo o incluso tu mascota (sí, también basta de creernos esa idea de ser «la loca de los gatos»).
A los 40 el amor más importante es el que te tienes a ti misma. ¡Todo lo que llene tu corazón te suma vida! Todos los días son una oportunidad de darte amor, de nutrir tu alma. Tienes un arma muy poderosa que te embellece y rejuvenece.
¿Quién dijo que una mujer ya no puede ser deseable? ¿Quién dice que una ya no está para nutrir su mente y explorar nuevos horizontes? Ya has pasado por muchas decepciones, rupturas y dolores de cabeza como para estancarte en expectativas vacías.
No necesitas aprobación de nadie ni tampoco seguir los estándares de belleza impuestos por otros. Has aprendido a mantenerte auténtica, le guste a quien le guste.
No dejes que nada te derrote. No dejes que los comentarios ajenos o las creencias sociales se conviertan en una barrera para seguir cumpliendo tus sueños. No tienes que tener una rutina monótona a los 40.
Haz ejercicio, pinta un cuadro, comienza un proyecto nuevo o cambia totalmente tu espacio. Este es el momento de que sigas haciendo nuevas amistades, de que seas guía para otros y sobretodo, para disfrutar de una vida sin tantas presiones. El mundo puede seguir siendo un caos, peor al menos, ya te has preparado para enfrentarlo.
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