El 2020 será recordado como el año de los tapabocas. En distintos diseños, colores y texturas, el material médico fue designado por la OMS como la principal medida para contener el Coronavirus. Tras 7 de meses de pandemia, aún se cometen errores y uno de ellos es cómo guardar una mascarilla cuando no es utilizada.
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A la fecha, 37,6 millones de personas se contagiaron por COVID-19, que ya cobró vida a más de un millón. Y gracias a la intervención de las autoridades médicas, más de 26 millones de pacientes hoy cuentan cómo se recuperaron del terrible virus nacido en Wuhan, China.
Junto al tapabocas se implementó el alcohol gel, el distanciamiento social y el medidor de temperatura. Pero el primero continúa siendo la proteción por excelencia para todo joven, adulto y anciano. Por tal motivo, su asepsia es imprescindible, más todavía en aquellos que reutilizamos.
Los incensantes descuidos en plena pandemia
En las calles presenciamos que se la quitan para tomar una bebida, reposando el objeto sobre una mesa o quizás en las mismas piernas. Hay quienes se la atan al brazo, se la guindan en una oreja o sencillamente la desechan como si se tratara de una lata de cerveza. El tapabocas se convierte en una tendencia que causa preocupación.
No es necesario ser un microbiólogo para comprender que guardar una mascarilla en esas condiciones es opuesto a higiénico. Y es que el riesgo no es solo por Coronavirus, sino por cualquier cantidad de bacterias expuestas en toda superficie. La farmaceuta Marián García afirmó que «ponerse el tapabocas en el codo podría contagiar otras personas, así como mesas y paredes».
«En qué momento se nos ocurrió que colgarnos una mascarilla con una cadenita podía ser parte de un estilismo», ironizó la experta. A través de su cuenta en Instagram (@boticariagarcia) maneja todo tipo de informaciones referentes al Coronavirus.
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Cómo guardar una mascarilla correctamente
El método más adecuado y sencillo es almacenarla en un sobre de papel. Los especialistas recomiendan incluso depositarla en la bolsa una vez vaya a desecharse. La idea es que no se deteriore ni se rompa dentro de un bolso, sino ubicarle el espacio adecuado. De esta forma le daremos mayor vida utilizable.
Pero cuidado con las famosas bolsas con cremallera, esas que se emplean para guardar productos congelados. La contraindicación es que conservan la humedad del tapabocas y evitan el paso del aire. Esto podría convertirla en un caldo de cultivo muy peligroso.
Boticaria García opina que los negocios con los cubrebocas lavables no son santo de su devoción, pero entiende que se convirtió en un mal inevitable. «Se puede guardar una mascarilla de este tipo en un neceser, pero siempre recomendaré el material tradicional», dijo.
Colocando y quitando la mascarilla
El insumo médico debe estar completamente ajustado al rostro, tapando la nariz y boca. Una vez que se ha estirado lo suficiente es tiempo de arreglarla o desecharla. Al momento de lavarlas es aconsejable utilizar jabón antiséptico, que haga suficiente espuma, y un toque de desinfectante.
Al momento de retirarla no se hace desde la tela exterior, ya que esta puede capturar los virus de los cuales nos estamos cuidando. Se debe quitar desde las cuerdas que reposan en las orejas y una vez guardada nos aplicamos alcohol gel. Si estás llegando a casa u oficina, es mejor lavarse las manos con abundante agua y jabón.
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