Has estado trabajando duro durante semanas con rutinas que hacen que el sudor recorra todo tu cuerpo y que los músculos te duelan hasta dos días después. Pero, por alguna razón, la escala no se ha movido o peor aún, los números van en aumento. Por supuesto que esto hace que pierdas la motivación pero hay algo que estás haciendo mal y eso es adaptarte a lo que el mundo quiere en lugar de lo que necesitas para ti.
La idea de «hacer ejercicio» puede parecer tediosa para muchas sin embargo, la sociedad nos ha llevado a creer que la única meta que hay que perseguir con ello es el bajar de peso o reducir tallas. Esto sin duda hace que te sientas obligada a cumplir con ciertas rutinas que al final no se acoplan a tus necesidades y que a la larga terminan haciendo odies más el deporte.
Entrar en una nueva rutina de ejercicios puede ser divertido, pero puede volverse frustrante rápidamente si estás luchando por alcanzar tus metas. Se necesita mucho más que sólo seguir una rutina completa en Youtube además de que no deberías recurrir a «dietas milagrosas» o seguir consejos de amigas cercanas (porque lo que le funciona a una, puede no funcionar para ti)
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Pero en lugar de tirar la toalla, puedes intentar reajustar tus ambiciones estableciendo metas más pequeñas y dejando atrás las expectativas que ves en redes sociales o en portadas de revistas. A medida que establezcas y alcances metas realistas a corto plazo, te sentirás más ligera y verás un verdadero progreso. A medida que alcances tus metas pequeñas, te sentirás más motivada para seguir con nuevos objetivos.
Prueba un nuevo entrenamiento al mes
No te quedes sólo con un tipo de ejercicio. Quizá no tengas espacio para más equipo o tiempo para tomar alguna actividad extra pero claro que puedes variar tu entrenamiento. Hay muchos tipos diferentes de ejercicios disponibles, así que ¿por qué no cambiarlo un poco? Si has estado haciendo yoga, quizá ahora puedas intentar pilates o zumba. Desafiar a tu cuerpo de diferentes formas ayudará a que veas el ejercicio como algo divertido que hace que te olvides de los problemas cotidianos por un momento.
Haz ejercicio durante 30 minutos, de tres a cinco veces por semana.
La clave de toda rutina es hacerla al menos tres veces por semana para que sea efectiva. No necesitas que siempre sea demasiado intensa, he ahí la importancia de variar. Incluso puedes despertarte en la mañana y hacer ejercicios desde tu cama. Deja de justificar tu falta de actividad con falta de tiempo porque siempre es posible distribuirlo para que puedas completar al menos 20 minutos. Incluso puedes transformar tus actividades cotidianas como un ejercicio, desde subir y bajar las escaleras de tu casa hasta acomodar tu ropa.
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Designa un día para estiramientos
Estírate es muy importante antes y después de hacer cualquier ejercicio pero es muy válido que designes un día para sólo hacer estiramientos o bien, una rutina de yoga Esto ayudará a que descanses de los ejercicios pesados y te ayudará a relajar la mente. Al mismo tiempo mantendrás los músculos, la columna vertebral y las articulaciones abiertos y flexibles, para evitar lesiones. Así la próxima vez que hagas tus ejercicios te sentirás con más fuerza y energía.
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