Seguramente has escuchado que muchos dicen tener ansiedad o sufrir ataques de pánico. Quizá tú seas alguien que padece de ello. Sin embargo, aunque parezcan lo mismo, tienen condiciones diferentes sobre cómo se desarrollan y cómo se manejan.
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Los ataques de pánico aparecen repentinamente e involucran un miedo intenso y a menudo abrumador. Llegan acompañados de síntomas físicos como latidos cardíacos acelerados, dificultad para respirar, mareos o náuseas. Cualquiera puede tener un ataque de pánico, pero si llegan a pasar más de una vez y en repetidas ocasiones, puede ser un signo de trastorno de pánico.
Los ataques de pánico pueden ser inesperados (sin cauda obvia) o esperados (desatados por factores estresantes externos, como las fobias).
Ahora, cuando se trata de un ataque o una crisis de ansiedad, las causas y síntomas no siempre son claros ya que es el conjunto de varios trastornos psiquiátricos comunes.
Los síntomas de ansiedad pueden ir desde preocupación, angustia y miedo, hasta pánico. Ésta está relacionada con experiencias o eventos estresantes por eso, varían los síntomas de una persona a otra.
¿Cómo puedes combatirlos?
Haz respiraciones lentas y profundas. Cuando sientas que tu respiración se acelera, enfoca tu atención en cada inhalación y exhala. Siente cómo se llena tu estómago con aire al inhalar. Cuenta hacia abajo desde cuatro a medida que exhala. Repita hasta que su respiración se vuelva más lenta.
Reconoce y acepta lo que estás experimentando. Si ya has experimentado una ansiedad o un ataque de pánico, sabes que puede ser increíblemente aterrador. Recuerda que los síntomas pasarán y estarás bien.
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Utilizar técnicas de relajación. Las técnicas de relajación incluyen imágenes guiadas, aromaterapia y relajación muscular. Si experimenta síntomas de ansiedad o un ataque de pánico, intente hacer cosas que le resulten relajantes. Cierra los ojos, toma un baño o usa lavanda, que tiene efectos relajantes.
Haz ejercicio. Libera endorfinas que generan bienestar. Además mantiene la mente ocupada, lo cual ayuda a que puedas salir del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la ansiedad y la angustia.
Lleva una dieta balanceada. Esto es mantenerte hidratada para eliminar toxinas, no consumir alimentos excitantes como café o alcohol, comer fibra y no saltarse ningún alimento del día, además de intentar comer sin prisa, sentado en la mesa y masticando bien para mejorar la digestión.
Busca ayuda en grupos de apoyo o con un especialista en salud mental a solas. Para muchos este es un paso vergonzoso o tedioso pero es un gran beneficio. Esto es especialmente importante para no automedicarse y salir adelante con ayuda de un profesional.