Los amigos son una parte importante de la vida pero no todos tienen la fortuna de conservar aquellos que conocieron en la infancia. Y es que el tiempo vuela y cuando menos vemos, hemos tomando diferentes caminos, perdiéndole la pista a aquellas personas con las que crecimos.
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Sin embargo, si eres de las que aún mantiene a esos amigos de la infancia, debes saber que es una verdadera bendición.
Cuando somos adultos, hacer amistades es cada vez más difícil. Cada vez te reduces más la lista de los que ya tienes y conocer a alguien nuevo, no te garantiza forjar una relación fuerte. ¿No es genial cuando puedes estar segura de poder contar con quien siempre estuvo contigo, desde pequeños?
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Esos amigos que con los que hiciste el ridículo en una presentación en la escuela y quienes hicieron de tus fiestas de cumpleaños las más divertidas. Te motivaron a salir con la persona que tanto te gustaba, te vieron llorar por un amor no correspondido y también te defendieron cuando más lo necesitaste.
La verdadera amistad está en los mejores momentos pero sobretodo en los peores y cuando los que está presentes son los amigos de la infancia, todo adquiere un significado aún más especial.
Los amigos de la infancia nos enseñan tantas cosas de la vida como que la cantidad no es nada, sino la calidad y que no hay nada más precioso que confiar sabiendo que no te darán la espalda.
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Sí, todos cometemos errores y a veces entre amigos puede haber decepciones. SIn embargo, si esas amistades son genuinas, sabrán sanar las heridas. Después de todo, han estado juntos toda la vida y saben mejor que nadie el valor de su amistad.
Tener a tus amigos de la infancia te garantiza unos hombros sobre los cuales llorar o al menos, unos oídos dispuestos a escuchar todo lo que tengas que decir cuando sientes que el mundo se derrumba.
Esos amigos también están presentes en los momentos más importantes de la vida adulta, como una pedida de mano, una boda o el nacimiento de los hijos. Al final, son una familia.
Ellos estarán cuando haya fiesta y razones para reír pero también aparecerán cuando olvides lo mucho que vales y te acompañarán cuando más frágil te sientas. Saben tus secretos y tus miedos pero nunca los usarán en tu contra para ser más que tú. Esos amigos son los que te enseñan a vivir una vida más significativa.
Los tiempos más difíciles revelan quienes son tus verdaderos amigos y de quienes necesitas alejarte.
Las amistades nos enseñan mucho sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre la forma en que vemos el mundo en que vivimos. Son nuestro apoyo cuando nos sentimos solos, con quienes nos reímos por las cosas más ridículas y los hombros sobre los que llorar cuando más lo necesitamos.