Estamos acostumbradas a escuchar historias hermosas sobre el amor de mamá. Esas relaciones perfectas en las que ella es una mujer fuerte que da todo su amor por el bienestar de los suyos. Pero ¿qué sucede cuando su presencia te causa más dolor que paz?
Resulta difícil creer que existen personas que no tienen una buena relación con su madre, ya sea porque es una figura ausente o demasiado dura y crítica. Pero existen y es momento de entender ese lado de la moneda.
Es posible que mientras creciste no te diste cuenta de cuán profundamente te afectaba tener una madre tóxica. Pero ahora que eres adulto, puedes reconocer problemas sutiles y persistentes que son el resultado de esa relación.
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Según los expertos, hay varias formas en que esto puede tener una repercusión en tu vida adulta. Enfrentar a padres tóxicos no es nada fácil; después de todo, está la disyuntiva de que ellos te dieron la vida y que por tanto, debes estar eternamente agradecida con ellos. A menudo, esto es mejor tratarlo en una terapia en la que se puede analizar a fondo la relación,así como tus emociones para entonces poder llevar a cabo una confrontación efectiva.
En el caso específico de mamá, puede ser bastante doloroso ya que se espera que como mujer, te entienda mejor que nadie. Muchas mujeres dicen haber sufrido del acoso de sus madres, quienes siempre fueron demasiado críticas. Si te identificas con esto, quizá hayas tenido que soportar todas las veces que tu madre cuestionó tu forma de vestir o que señaló tu peso o los cambios en tu cuerpo.
Tener una madre tan crítica y dura pudo haber hecho que te costara confiar en ti misma después de todo, una esperaría que la mujer que te dio la vida sea la primera en decir lo hermosa que eres sin importar qué.
Pasaste temporadas difíciles en las que te daban ataques de ansiedad porque no te sentías segura de tu aspecto. Dudaste de comprar un vestido que te gustaba, por pensar en lo que diría tu madre. Te perdiste de muchas cosas y dejaste de hacer lo que te gustaba por tener muy presente sus palabras hirientes en tu cabeza.
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Tener una madre tan crítica también pudo afectar tus relaciones sociales y amorosas y terminaste con las personas que no eran las mejores para ti. Quizá los comentarios negativos o la dureza de sus críticas no fueron con mala intención pero terminaron doliendo igual. Quizá con el paso de los años aprendiste a entender su forma de ser y a ponerle altos cuando era necesario.
Por eso, te convertiste en una mujer fuerte y aunque por momentos tuviste miedo de ser igual que ella, aprendiste a ser tu mejor versión.
Has dejado de lado la idea de «lo que debe ser» según el resto y has aprendido a enfocarte en las personas que están ahí para ti y en lo que te hace bien. La gente que te ama y te apoya estará siempre para ti, ayudándote a crecer.
Crecer con una mamá tan crítica no es fácil pero tampoco es una condena. Crea límites para ti y no te sientas culpable. Ella pudo lastimarte pero te mereces lo mejor. No dejes que nadie más defina tu valor. ¡La vida es corta y hay muchas maneras de encontrar la felicidad! Visualiza todo aquello con lo que sueñas y lucha por hacerlo realidad. No dejes que tu pasado o tu vida familiar sabotee tu sonrisa.
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