Todos hemos tenido pérdidas en la vida. Todos hemos tenido que aprender a decir adiós. Algunos nos hemos acostumbrado más que otros pero al final de cuentas, el dolor siempre está.
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Nada es permanente; es un hecho de la vida. Desde que somos pequeños, nos enseñan que todo tiene un final, que las personas no estarán para siempre con nosotros, no importa cuánto las amemos. Conforme vamos creciendo, aprendemos el «arte» de los ritos, el sentimiento del duelo y el poder de las palabras de aliento. Nos damos cuenta de lo importante que es despedir a las personas, aunque por momentos soltar, parece más doloroso.
Los ritos, son parte de muchas culturas, no importa en qué creamos o de qué forma los llevemos a cabo. Están cargados de un gran simbolismo, nos ayudan a reconocer la realidad de la muerte y son testimonio de la vida de quien ya no está. Pero, ¿Qué pasa cuando no podemos despedirnos de quienes amamos?
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Puede haber muchas razones por las cuales no podemos decirle «adiós» a una persona, como está ocurriendo con la actual pandemia de COVID.19. Los rituales no pueden llevarse a cabo, no hay abrazos, no hay acompañamiento de familiares y amigos. Hay ciclos que no terminan por cerrarse
El dolor de no poder despedir a quien amamos tanto puede sentirse más intenso que nunca. Hace que la aceptación sea más difícil y peor aún, que uno caiga en la resignación y se llene de culpa.
Cuando no podemos despedirnos de alguien como quisiéramos, no terminamos por expresar nuestro dolor, no hay fe que abrazar ni creencias a las qué aferrarse. De alguna manera, necesitamos de esos rituales para hacernos creer que nuestros seres queridos están bien, donde quiera que hayan ido.
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Las pérdidas nunca son fáciles; siempre son un golpe al corazón. Y no es exista una una solución rápida para el dolor pero sí hay formas de trabajarlo poco a poco. Hoy, más que nunca, es importante entender que pedir ayuda no es de locos ni tampoco de débiles.
El golpe de una pérdida, especialmente en tiempos tan complicados, es inevitable pero puedes aprender a sobrellevarlo mejor. Algunas veces dolerá más y otras serás capaz de darte un respiro más pronto de lo que crees, lo importante es saber que no estás sola.
Aunque hoy no podamos estar rodeados de todas esas personas que no s hacen felices, no significa que no vayas a sanar nunca. El duelo es una experiencia individual; no hay forma correcta o incorrecta de llorar.
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Inevitablemente, el proceso de duelo lleva tiempo y quizá ahora sea un poco más difícil pero eso no quieres decir que no volverás a sentirte tranquila. Cualquiera sea su experiencia de duelo, es importante ser paciente consigo misma y permitir que el proceso se desarrolle naturalmente.
Conoce tu dolor y no te culpes por algo que no estaba en ti controlar. Acepta que el dolor puede desencadenar muchas emociones diferentes e inesperadas, no te sientas forzada a omitirlas o ignorarlas por el qué dirán.
No dejes de buscar apoyo de tus seres queridos, aún cuando sea a distancia y valora a quienes tienes a tu lado en estos momentos difíciles. Es seguro que más personas estén sufriendo, así que no hay nada más poderoso que apoyarse.
No descuides tu salud y si te sientes sobrepasada, no dudes en acudir a un profesional.
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