Durante nueve meses cargaste en tu vientre a esa persona que lleva tu sangre. Lo sentiste dentro de ti y derramaste lágrimas de felicidad la primera vez que lo cargaste en tus brazos. Has creado un vínculo especial que nada ni nadie puede romper.
Quizá te imaginas a tu retoño con su propia familia a futuro, con su pareja y sus propios hijos. Cualquier madre estaría ilusionada con ver a su descendencia echar raíz. Pero ¿qué pasa cuando los planes de tu hijo cambian? Cuando en lugar de presentarte a una esposa encantadora, llega con hombre a quien presenta como «el amor de su vida».
Los tiempos han cambiado y es hora de entender las nuevas reglas del juego. La orientación sexual y la identidad de género también ha cambiado y esto no define el amor hacia tus hijos.
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La homosexualidad, intersexualidad, transexualidad, pansexualidad y todo lo que es considerado «diferente», no debería ser etiquetado como tal. Sí, es diferente a la idea con la que crecieron las generaciones del pasado pero no por eso está mal.
El estandarte «amor es amor» aplica para todos, sin importar nuestra orientación sexual. ¿De verdad querrías menos a tus hijos si cambian las reglas del juego?
Ser heterosexual, homosexual, bisexual o de cualquier otra inclinación no es algo que una persona pueda elegir o elegir cambiar. De hecho, es más fácil elegir el color de ojos de una persona pero no hay modo de «programar» a alguien cuando de la atracción sexual se trata.
La sexualidad de los hijos no define el amor hacia ellos.
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No es una condena que alguno de tus hijos ame a alguien de su mismo sexo, ni tampoco que decida adoptar un género con el que no nació biológicamente. Los prejuicios vienen de la ignorancia y de esas ideas con las que de una u otra forma se nos impusieron desde niños y nunca cuestionamos.
Nadie comprende completamente lo que determina la orientación sexual de una persona, pero probablemente se explica por una variedad de factores biológicos y genéticos. Simplemente es parte de la naturaleza de alguien y no, no es un trastorno mental o anormalidad.
El descubrimiento de la orientación sexual es un camino lleno de sentimientos intensos, confusos, a veces incluso abrumadores. Sentir atracción por «quien no deberían» es un golpe duro pero de nuevo, viene de todos los prejuicios que se nos inculcaron. Es momento de acabar con eso.
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Quizá estén muy seguros de lo que quieren en la vida, quizá encontraron el amor en quien menos creían pero al igual que tú, sintieron miedo y confusión.
Ellos necesitan de tu comprensión y empatía. Si no eres tú quien los ame incondicionalmente, ¿quién más lo hará?
Sin importar cuántas veces se hable sobre la libertad, el respeto y la tolerancia, la homofobia, el estigma y la discriminación siguen muy latentes. Sí, la sociedad ha cambiado poco a poco y cada vez hay más apertura en torno al tema pero aún hay un largo camino por recorrer. Lo más importante es que la comunidad se haga visible, pues mientras se mantenga oculta, la historia no va a cambiar. Todos tenemos el derecho de vivir como somos y ser felices así.
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