Las personas van y vienen en nuestras vidas. Llegan en diferentes formas y a su propio tiempo. A veces, sólo aparecen para enseñarnos valiosas lecciones y otras, para permanecer a nuestro lado hasta el final. Pero definir lo que es el verdadero amor puede ser complicado.
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Las películas y novelas románticas nos han dado la idea de que en el amor todo es color miel sobre hojuelas; que la persona que nos roba el aliento se convierte en nuestro «felices por siempre» y que sin importar nada, el sol siempre brillará en lo alto.
Sin embargo, en la realidad la vida nos pone un sin fin de obstáculos que pone a prueba ese amor.
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Los seres humanos somos capaces de soportar la tempestad más dura pero a veces, aunque nuestro cuerpo parezca fuerte, nuestro espíritu termina por romperse en pedazos. Físicamente podemos resistir pero al interior, nos tambaleamos.
Es entonces cuando lo único que esperamos es que esa persona llegue para abrazarnos para nunca soltarnos. Queremos sentirnos acompañados y comprendidos pero muchas veces, en esa búsqueda terminamos con la persona equivocada.
Y es que la mayoría ve las lágrimas como una debilidad cuando en realidad son un reflejo del agotamiento que tenemos por luchar.
Por eso, ser amada por alguien que entienda que no siempre serás la persona más fuerte y que a veces tus piernas se tambalean frente a la tormenta es todo lo que mereces.
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Habrá momentos en los que te duela el estómago de tanto reír y otros en los que sientas que tus ojos se quedarán sin lágrimas de tanto llorar. Pero cuando esa persona te ama de verdad, estará ahí para ti. No cuestionará tus motivos ni tampoco te hará sentir que eres débil al contrario, te recordará que estará a tu lado para levantarte cuando lo necesites.
Mereces un amor que te acompañe en tus momentos más vulnerables. Quien te ame de verdad será incapaz de darse la media vuelta, pensando que tu dolor es una carga.
Mereces ser amada por alguien que sepa que no eres perfecta pero que son tus imperfecciones lo que te hacen tan adorable. Esa persona verá en ti al ser más hermoso aún cuando sientas que no lo eres.
Mereces ser amada incondicionalmente. No locamente, ni siquiera completamente, sino incondicionalmente. Esa persona se quedará contigo cuando todo alrededor se derrumbe y te recordará lo valiente que eres por haber luchado tanto.