El amor no es como lo pintan en las películas y los libros más románticos donde todo termina siendo miel sobre hojuelas. Te imaginas la felicidad pura y absoluta; esa descarga eléctrica que provoca un beso o el roce de tu cuerpo con el de esa persona especial Pero uno nunca imagina el dolor y las consecuencias de esto.
Sí, el amor es algo que anhelamos, algo que nos hace soñar y también es algo que sufrimos.
Nos aferramos a la idea de un amor intenso, cómodo y estable que nos garantice un «felices por siempre»como el de los cuentos de hadas. Nos esforzamos tanto para darle sentido, entenderlo, por sujetarlo y etiquetarlo, que olvidamos lo que realmente significa amar.
TAMBIÉN LEE: Tu alma se vuelve más fuerte cuando aprendes a perdonar, aún sin que te lo pidan
No es que esté mal amar con todas las fibras de tu corazón ni tampoco que debas dejar de creer en esas historias que hablan de amor eterno. Significa entender sus complejidades también, que amar no es poseer sino desear la felicidad del otro, aún cuando esto signifique decir «adiós».
A veces, lo correcto es lo más difícil. A veces tienes que irte mientras estás profundamente enamorada. Pero dicen que si eres lo suficientemente valiente como para decir adiós, la vida te recompensará con un nuevo saludo.
Lo sé, suena doloroso y seguramente es lo último que querrías hacer. Antes que dejar ir, serías capaz de hacer un sacrificio mayor en tu persona; estarías dispuesta a intentarlo todo. Y aunque tratas de convencerte de que todo estará bien si te esfuerzas lo suficiente, hay algo en tu interior que te dice que no.
Cuando nos enamoramos, ponemos a la otra persona en un pedestal para admirarla y mantenerla lo suficientemente como para que permanezca a nuestro lado por siempre.
Pero no, amar no es poseer. Amar no es sujetar.
A veces, nos cegamos tanto que perdemos de vista que no estamos del todo satisfechos y que estamos idealizando al otro.
A veces, las heridas de uno pueden ser una cadena para el otro y soltar es la única forma en la que podemos sanar y dejar que sea feliz.
TAMBIÉN LEE: Los amores incompletos duelen y no te dejan avanzar
Tienes que dejar ir cuando tus necesidades no se están cumpliendo o cuando la otra persona no está siendo ella misma.
Dejar ir da miedo pero es la forma más pura de amor. Porque cuando amas de verdad a alguien, genuinamente te preocupas por su bienestar; sus heridas se resienten en tu cuerpo y su felicidad retumba en tu corazón.
Cuando amas de verdad, agradeces lo vivido, lo que pudo y lo que no. La felicidad de la otra persona es lo más importante para ti, esté o no contigo.
Te recomendamos en video
This browser does not support the video element.