Ser una mujer fuerte no es algo que se da de la noche a la mañana. Requiere de mucho trabajo interno, el cual se va forjando con el paso de los años y de las experiencias que vivimos.
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Aunque suene trillado, la familia es la base de muchas de estas situaciones ya que es ahí en donde comienzas formar tu carácter. El modelo tradicional de familia dicta que una debe crecer de la mano de mamá y papá, sin embargo, poco se habla de aquellas que carecen de esa figura paterna directa.
La realidad de una niña que crece sin su padre es dura, especialmente cuando las películas y caricaturas suelen dar esta imagen de un hombre bonachón que hace todo por su «princesa». Pero en la vida real, las cosas no siempre son así y a veces, ese hombre termina desapegándose por completo de la responsabilidad de ser su padre.
Aunque mamá termina por ser un superhéroe de tiempo completo, crecer sin un padre -o con un padre que se fue- tiene sus estragos en el corazón y la mente de una niña.
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Tener un padre que se pierde los momentos más importantes como las juntas en la escuela, las presentaciones de baile, las prácticas deportivas, concursos, graduaciones o cumpleaños es difícil de asimilar. De nuevo, se supone que papá es ese hombre que da todo por su «princesa»; esa figura protectora a quien acudes cuando te sientes más vulnerable.
Papá es esa persona que te llena de regalos increíbles, quien te carga en sus brazos y se convierte en un valiente caballero, un fiel corcel o lo que sea que imagines. Porque papá el hombre que toda niña necesita en su vida.
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Pero no todas corren con la misma suerte (o sí, porque algunas tienen la suerte de tener a una mamá que es papá al mismo tiempo y eso adquiere un valor diferente)
Quizá no celebraste el día del padre, ni tuviste un baile padre e hija el día de tu graduación; tampoco ha estado para «defenderte» de los malos amores (porque dicen que papá es el filtro más importante para los novios) ni te llevará del brazo al altar. ¿Pero sabes qué? Su ausencia te ha hecho más fuerte de lo que crees.
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La ausencia de papá puede ser muy dolorosa o puede serte indiferente pero lo cierto es que eso te ha permitido transformar el dolor en crecimiento.
Quizá creciste como una mujer muy cuidadosa, analítica y algo desconfiada de otros hombres pero poco a poco has aprendido que una no necesita ser salvada por nadie y que nadie más que tú define su propio valor.
Su ausencia te ha enseñado a valorar a quienes están a tu lado y te ha hecho entender que mereces una vida plena y feliz, no importa si en algún momento sentiste que estabas rota por su culpa.
Eres la mujer más fuerte y valiente porque has aprendido que hay otras cosas por las que luchar y lograr además de ganar la atención o aprobación de un padre ausente y eso te hace inquebrantable.
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