El Covid-19 golpeó a muchos sectores pero no consiguió derrotar a la milanesa.
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La demanda de los cortes «parrilleros» es muy plana y se vende poco asado, matambre y vacío.
Sin embargo, las preferencias se dirigen hacia las milanesas y cortes para los guisos.
Por lo tanto, hay más olla que parrilla.
Según Bae Negocios, el valor promedio se ubicó en $386,9 por kilo y los precios más económicos se consiguen en puntos de venta del Gran Buenos Aires Sur, en donde los valores decrecieron hasta un 4,6%.
La milanesa tiene su día especial y es el 3 de mayo.
Para ayudar a la lucha contra el coronavirus, el bodegón porteño El Antojo, reconocido en 2017 por contar con la “mejor milanesa de bodegón de la ciudad”, donó 300 milanesas y 300 bebidas para el personal del Hospital Muñiz.
Los dueños de El Anrtojo, Christian Franco y Maria Eugenia Peña, desde el 2017 triplicaron su producción, por lo que decidieron devolver su agradecimiento con generosidad.
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La verdad de la milanesa
Una expresión típica argentina es «la verdad de la milanesa». Esto demuestra su popularidad.
Al horno, frita, de carne, pollo, pescado o soja, es un plato mítico.
Su nombre se remite a la ciudad italiana Milán, pero se convirtió en un alimento tradicional en Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay.
En tiempos de guerra y posguerra las migraciones del pueblo italiano a distintas partes del mundo, instalaron este escalope.
Uno de los países que lo aceptó con los brazos abiertos fue Argentina.
Es extraño acudir a un restaurante y que la milanesa no figure en el menú.
El periodista gastronómico italiano Pietro Sorba, radicado en la Argentina, hace más de 30 años, dijo a Infobae que “la milanesa presente en el Río de la Plata es seguramente herencia de los italianos, y muy probablemente, de los lombardos».
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