La ansiedad suele ser uno de las enfermedades mentales más malinterpretadas de todas. No se trata solamente de «sentirte angustiada» o «morderte las uñas» cuando estás frente a una situación tensa. Todos nos hemos sentido nerviosos ante algo que desconocemos o que nos desafía pero hay quienes lo superan con mayor facilidad que otros.
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Es una cruel ironía para quienes la padecemos pues tendemos a buscar la soledad pero al mismo tiempo, anhelamos sentir que conectamos con otros.
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La ansiedad hace que una parte de ti quiera alejarse de todos, moverte por donde nadie te vea, evitar encuentros y conversaciones incómodas. Pero en tu mente, le estás haciendo un favor al mundo al no interferir, porque según tú, no eres lo suficientemente interesante o divertida como para que quieran pasar tiempo contigo.
Aunque parezca una solución, a la larga se convierte en un ciclo sin fin en el que sólo alimentas más ese malestar.
Quienes están cerca de ti asumen que tus crisis son un lapsus pasajero y que lo único que necesitan es calmarse.Otros, no ènsarán en que se trata de un trastorno difícil de controlar y se quedarán con la idea de que eres extraña o poco social. Por eso es que todo se vuelve más complicado cuando de interactuar se trata y terminas «escondiéndote» en un caparazón.
La ansiedad hace que parezca que no te importan los demás, aunque es todo lo contrario. Te haces ideas en tu cabeza de que todos hablan a tus espaldas y que cuando decides hacerte presente, arruinas la fiesta.
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Es una situación incómoda y frustrante. ¿Cuántas veces no te has convencido de que si estuviesen interesados en ti, habrían mandado mensajes preguntándote cómo estás?
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Aquí va una cruda verdad: nadie tiene tiempo para pensar en cómo hacerte miserable. En estos tiempos donde vivimos a un ritmo acelerado, todos están tan ocupados con sus propios problemas que apenas piensan en voltear a ver al otro. Así que, deja de preocuparte.
Hablar de trastornos mentales es realmente difícil pero debes entender que no estás sola y que quienes de verdad te quieren tratarán de entender tu situación sin pensar que «estás loca». Lo sé, la ansiedad te hace creer todo lo contrario pero es importante que todos los días trabajes en aprender a dominar todos esos juegos mentales que te atormentan.
Eres más que suficiente y no tienes que probarle nada a nadie. La única que puede definir lo que vales eres tú misma.
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De nuevo, quien te ama de verdad sabe que no es tu intención alejarlos de tu vida. Al final del día, te harán sentir lo importante que eres para ellos.
Recuerda que ante todo, vales mucho; manténte firme a tus convicciones y no te dejes caer. En lugar de enojarte, en lugar de cuestionarte, en lugar de dudar y mirar hacia atrás todo lo que pudiste hacer mal, enfócate en cómo podrías estar mejor. Todos tenemos un lugar especial en el que encontramos ese respiro.