Nos ha enseñado Hollywood que la tristeza, los malestares del corazón, y cualquier problema en la vida se cura cuando consigues a quien amar. Para el entretenimiento romántico es la vacuna que todo ser humano necesita para dejar atrás sus asuntos sin resolver.
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Lo peligroso es que funciona muy bien para cualquier historia en televisión; sin embargo, no sabemos separar la ficción y compramos esa idea como una realidad. Es más sencillo creer que otra persona puede ser esa solución a nuestros problemas que entender el camino jamás es tan fácil.
El resultado de usar personas como antídoto es claro: corazones rotos, relaciones tóxicas, y un vacío que no se puede llenar con besos. Nadie puede salvarte de tus demonios internos, por más fuerte que te ame.
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Los corazones rotos no son románticos
¿Lo peor del asunto? Tener un corazón no es nada fácil, y a veces tarda años en reponerse. Sin embargo, es una dolencia con la que debes vivir, sonreír, y ser funcional. Porque el mundo no para por una relación que no funcionó.
La vida sigue, las presiones no cesan, y los obstáculos continúan apareciendo en tu camino. Todo con una rapidez que no te permite tomarte un verdadero tiempo para sanar. Debes reparar ese corazón herido mientras lidias con el estrés de todos los días, parece tarea imposible ¿no crees?
Por ello, las mujeres que han conseguido sanar, y vencer, necesitan un aplauso. Es mucho más complicado en verdad cerrar un ciclo, y no taparlo con cualquier otra relación para no lidiar con el dolor, y se ha subestimado por mucho tiempo.
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Quienes han salido de la adversidad –sobretodo aquellos que enfrentaron a alguien tóxico en su vida– son más fuertes. Saben qué aceptar y qué errores no volver a cometer. Saben que las heridas no cierran tan fácil, pero que la vida siempre seguirá su curso.
Pero ojo, un corazón roto no te vuelve inmune a que vuelva a pasar. No obstante, aprendes a ser más tolerante, a valorar los pequeños detalles, y a rechazar a todo aquel que falte el respeto a tu amor propio.
Los corazones rotos no son en balde, son poderosas lecciones que definen nuestro presente.