Las películas y libros de amor nos ha acostumbrado a creer que para que una relación sea exitosa, siempre debe de haber sacrificios. Pero mientras que debe de haber una entrega, no significa que tengas que sacrificar lo que eres por el otro.
Cuando amas a alguien, te imaginas una vida a su lado, no cuestionas la situación, sólo te dejas llevar por tus emociones. Haces esas cosas por instinto. Tienes a esa persona en un pedestal pero cuando te ciega, terminas creyendo que dar amor significa sacrificar.
Nos preocupamos por crear la relación perfecta, basada en química y sexo, en pasión y atracción. Forjamos una relación de acuerdo a lo que la sociedad espera sin pensar en que el amor de verdad viene desde el esfuerzo y no del sacrificio.
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La perfección no existe y no podemos esperar a que nuestras relaciones lo sean. No se puede construir algo si no hay un esfuerzo mutuo. Sin ese equilibrio, no es posible construir un futuro o no al menos uno en el que te veas satisfecha.
Sí, la química inicial que sientes por esa persona es increíble y a veces está bien dejarte llevar por el impulso pero nunca debes perder de vista tu esencia. Está bien dar y a veces las cosas pueden inclinarse más hacia un lado pero al final, es esencial que ambas partes se esfuercen por igual, desde su propia trinchera para fortalecer el amor.
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El amor verdadero se construye todos los días.
Deja de creer que sacrificar lo que eres es amor. No tienes que alejarte de tus amigos por estar con esa persona ni tampoco dejar de comer lo que te gusta o de ceder tu tiempo para hacerla feliz. Con quien estés, debe darte la certeza de que estarás bien, de que construirán un futuro juntos y que seguirán alimentando las fortalezas del otro, sin dejar de lado lo que son. Está bien tener sus propias expectativas, está bien tener sus propios intereses pero cuando hay amor de verdad, son capaces de unir fuerzas para crecer juntos.
El amor de verdad se basa en gratitud, atención y más amor porque tu persona merece lo mejor de ti y tú de ella. Por eso, quédate con quien esté dispuesto a trabajar en la relación hoy, dentro de un mes y dentro de unos años. Alguien que sea lo suficientemente maduro como para manejar las responsabilidades que conlleva amarte. Alguien que no vea el compromiso como un castigo o una condena de esclavitud. El amor verdadero está en quien te impulse a ser mejor cada día y en quien no te haga dudar de que lo que tienen es perfecto.
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