La humanidad está pasando por momentos difíciles. La actual pandemia por COVID-19 nos ha obligado a mantenernos aislados en casa, lejos de la vida en el exterior, provocando que caigamos en un sin fin de emociones encontradas.
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La incertidumbre nos consume pero cuando eres un «alma vieja», sabes cómo sobrellevar los tiempos de adversidad. Porque no importa cuán desfavorables se vean las condiciones, el encierro no es una prisión para ti sino una oportunidad para sacarle provecho a la vida.
Un alma vieja es aquella que tiene una mayor sensibilidad a la vida. Alguien que tiene la capacidad de pensar más allá de la superficie y generar sabiduría desde adentro.
Todos pasamos por momentos complicados pero cuando eres un alma vieja, eres capaz de aceptar la nueva realidad a la que te enfrentas y tomar acción sobre ello.
Eres un ser creativo, capaz de transformar lo que hay a tu alrededor en arte. Para ti, el tiempo en casa es una oportunidad para escribir, bailar, pintar, cocinar o hacer música. Pareciera una situación que desmotiva, pero como alma vieja, buscas enfocarte en proyectos creativos que alimenten tu corazón.
Eres consciente de ti misma y eso te mantiene en balance. Estás en contacto con tu esencia, te mantienes firme con tus convicciones y no pierdes de vista lo que te ha hecho tan inquebrantable.
Un alma vieja no sufre de un encierro por que sabe valorar las relaciones que tiene. Agradece el día a día y se mentaliza a que todo lo malo pasará.
Un alma vieja sabe escuchar y sabe dar, lo que le permite quitarse un enorme peso de encima cuando de estar sola se trata. Lo que hace, lo hace con pasión y eso es un gran motor en los momentos de angustia.
Cuando eres un alma vieja, esas cuatro paredes no se convierten en una prisión para ti.