La jardinería tiene una gran conexión con la ciencia y la medicina. Durante siglos, los jardines han sido una fuente no sólo de alimentos, sino también de remedios para tratar dolencias comunes.Es bien sabido que existen flores y hierbas capaces de curar malestares físicos y mentales, lo que nos hace querer tener cerca esa «protección».
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La jardinería es un acto de amor puro y quienes disfrutan de ella lo saben mejor que nadie.
No es sólo tener plantas o flores en casa para decorar un espacio, sino también de hacer que la energía fluya y sobretodo, de sentirte feliz cuidando de otros seres vivos.
La dedicación que le pones a tus plantas, hace que tengas una sensación de bienestar única. La energía se siente diferente y sobretodo, dejas de preocuparte por los problemas del mundo, aunque sea por unas horas.
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El mundo está pasando por momentos difíciles. Nos hemos visto obligados a permanecer encerrados en casa, evitando multitudes y toda interacción social en persona. Esto ha sido un desafío para nuestra salud mental y física.
Sin embargo, existen formas de sobrellevar la ansiedad, la soledad y la depresión por el aislamiento.
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Si tienes un jardín o alguna planta que cuidar en casa, tendrás algo en que mantenerte ocupada, al mismo tiempo que recargas energía y llenas tu alma de felicidad.
Un espacio verde aumenta el bienestar
En 2014, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter analizaron datos de salud mental de 1,000 residentes urbanos y utilizaron mapas de alta resolución para rastrear dónde habían vivido los sujetos durante 18 años. Descubrieron que las personas que viven cerca del espacio verde poseían menos angustia mental, incluso después de ajustarse por ingresos, educación y empleo.
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En 2009, un equipo de investigadores holandeses encontró una menor incidencia de 15 enfermedades, incluidas depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, diabetes, asma y migrañas, en personas que vivían a menos de media milla de espacios verdes.
Quedarte en casa no es tan malo cuando puedes dedicarte a tus bellas plantas y flores. Aprendes a tener paciencia, visión, creatividad, sabiduría y amabilidad. Y sin darte cuenta, te vuelves capaz de dar amor incondicional como nadie más lo hace.
Cuando disfrutas la jardinería, tienes una tendencia natural a cuidar a los demás. Haces que los demás se sientan protegidos y amados, en los mejores y peores momentos de la vida y eso te vuelve atractiva.