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La suerte de haber crecido con una abuela que me enseñó lo mejor de la vida

La vida es demasiado complicada pero no hay nada como tener una abuela que te enseña a ser feliz y sobretodo, una mujer fuerte

Una abuela siempre será una guía de vida, un ejemplo de fortaleza que te vio nacer y crecer. Ella se convirtió en tu cómplice de travesuras, quien te enseñó  que «ser fuerte» no es cuestión de grandeza física sino mental y emocional. Y cuando creces de la mano de una mujer con tal fortaleza, aprendes varias lecciones que se quedan en tu corazón de por vida.

Hay algo sorprendente sobre el vínculo entre una madre y una hija e incluso entre una tía y su sobrina. Pero la relación entre una abuela y su nieta, es algo increíblemente hermoso. Las abuelas tienen la capacidad única de combinar sabiduría y experiencia con el amor de una madre.

Hay cosas que sólo una abuela puede enseñarte y si tuviste la suerte de crecer con una, sabes que tienes una perspectiva de la vida que quizá otros no tienen.

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Gracias a ella, has aprendido que te pueden lastimar pero jamás romper. Y que a pesar de todo, puedes perdonar; no por ellos, sino por ti. Ahora sabes defenderte y tomar el fracaso como una oportunidad de superarte.

De ella aprendiste que los abrazos son la mejor medicina, que están cubiertos de calidez y bondad extra capaz de reiniciar el mundo.

Los abrazos nos hacen sentir bien. Cuando estamos tristes o decepcionados, un abrazo cálido puede aliviar algo del dolor. Pero también compartimos éxitos y alegrías mediante un abrazo. Entonces, intuitivamente sabemos que los abrazos son buenos y quién mejor para recordártelo que la abuela.

Si tuviste la suerte de crecer con una abuela, eres consciente de que son las cosas pequeñas las que importan; que siempre puedes encontrar pequeños chispazos de felicidad hasta en la tormenta más salvaje.

Y es que piensa en todas esas veces que sentías que el mundo se desmoronaba y la abuela te sacó una sonrisa con sus deliciosas galletas o un té caliente. Las abuelas tienen una forma especial de sacar grandes alegrías de las cosas más pequeñas. Y a veces un recordatorio anticuado de las cosas simples de la vida es justo lo que todos necesitan para mantenerse en medio del caos que vivimos todos los días.

Crecer con una abuela te enseña a ser siempre tu mejor yo, a dar siempre más y sobretodo, hacer bien a los demás.

Es gracias a ella que nunca te rindes, que siempre lo intentas de nuevo, que siempre das más.  Por ella, has entendido que lo más importante ers tú y tu felicidad. Ahora te dices a ti misma que eres lo suficientemente buena, que mereces tanto amor como el que das.

Si bien los padres hacen un gran trabajo al alentar a sus hijos a alcanzar su potencial, hay algo que decir sobre la forma en que las abuelas pueden enseñar a sus nietos a llevarse la vida con aplomo. Ningún rol puede reemplazar el trabajo de mamá o papá, pero las abuelas tienen un talento especial para enseñar a sus nietos ciertas lecciones con amor y gracia incondicionales.

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Ella no estará ahí para siempre, pero la calidez de sus abrazos residirá en ti cuando te sientas perdida o cuando no puedas dormir en las noches pero también cuando tengas días buenos en los que recuerdas lo feliz y lo fuerte que eres.

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