Las mujeres vivimos bajo muchas presiones. La sociedad espera demasiado de nosotras y nos somete a la idea de lo que «deberíamos serW y lo que no. Se nos prohibe mostrar vulnerabilidad pero tampoco mostrar cuán fuertes somos, porque una «señorita» siempre debe ser recatada. Sin embargo, cada una de nosotras ha recorrido caminos diferentes y librado sus propias batallas.
PUBLICIDAD
¿Recuerdas qué era lo que soñabas cuando eras niña? Quizá te imaginabas como una bailarina de ballet o quizá como una estrella de cine. Quizá con una familia o viajando por el mundo.
La vida da tantos giros que muchas veces terminamos olvidando esos sueños. Nos vemos obligadas a tomar otros caminos y a replantear objetivos más «realistas», según la sociedad en la que vivamos. Sin embargo, sin importar si esos sueños se quedaron atrás, debes estar consciente de una cosa: que has llegado lejos y has logrado tantas cosas. Eres la mujer de la que esa niña se sentiría orgullosa.
De verdad, mira lo lejos que has llegado. Mira cuánto tienes. Eres una mujer hermosa y fuerte que ha aprendido tantas cosas en el camino. Tus cicatrices son testimonio de ello. Ya sean físicas o emocionales, tus cicatrices son muestra de lo que has vivido, de lo fuerte que has sido y lo duro que has luchado en tu vida. Tu niña orgullosa estaría orgullosa.
Siéntete orgullosa por haberte alejado de una mala situación, por haber cortado lazos con alguien que no te hacía bien. Puede que te haya tomado un tiempo tomar esta decisión, pero es mejor tarde que nunca. Ahora sabes que más vale estar sola que mal acompañada, que no mereces amores «a medias» ni tampoco ser la segunda opción de nadie.
Has aprendido cómo decir que no, cómo alejarte pero sobretodo, has aprendido a reconocer tu verdadero valor.
PUBLICIDAD
¿Recuerdas cuando te rompieron, cuando sentías que la vida no tenía sentido y que sólo flotabas en medio del vacío? Creíste que tu corazón se pararía, que no había más. Pero fuiste capaz de respirar una vez más, te pusiste de pie y te amaste como nunca. Te has reconstruido a ti misma y tu niña interior estaría orgullosa de ti.
Está bien ser vulnerable, está bien equivocarte, está bien no estar bien todo el tiempo. Una mujer fuerte también se construye a base de tropiezos que se transforman en oportunidades. Recuerda siempre que tener todo lo material que soñaste de niña no lo es todo para ser una mujer fuerte.
Tu niña interior sabe que está bien haber cambiado el rumbo, que está bien haber pensado en algo nuevo para tu vida. Tu niña interior sabe que tus decisiones no han sido las mejores pero sí las correctas. Sabe que es inevitable caerse pero levantarse es parte del proceso. Así que cuando te sientas perdida o derrotada, piensa en lo que haría orgullosa a esa niña.
Te recomendamos en video