«Empatía» es una pequeña palabra que puede tener un gran impacto en el mundo. Es esa inyección de positividad que necesita ante la descomposición social que vivimos.
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Todos tenemos nuestras luchas y muchas veces es complicado pensar en los demás. A menudo evitamos entrometernos en las dificultades del otro porque pensamos que la solución no esta a nuestro alcance y que hacerlo sólo nos meterá en una lucha que no nos corresponde.
La empatía implica ponerse en los zapatos del otro para entender su perspectiva del mundo, sin hacer a un lado la tuya. El mundo necesita más personas empáticas, capaces de eso y más.
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Sí, con el ritmo tan acelerado bajo el que vivimos todos los días, es probable que no tengas tiempo de voltear a ver al otro o entender por qué llora o el por qué de su condición. Pero es importante tratar de entender.
La empatía nos hace capaces de comprender a los demás y es una forma de sanar los sentimientos negativos para transformarlos en positivos. Esta ayuda puede ser en forma de palabras de aliento o de un oído atento, dos acciones que parecen muy simples pero que pocos llevan a cabo.
La empatía permite a las personas construir conexiones sociales con los demás. Al comprender lo que las personas piensan y sienten, es posible responder adecuadamente en situaciones sociales.
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Estamos tan concentrados en nuestros problemas y en la competencia por ser mejores que el resto que nos olvidamos de lo importante que es reconocer las emociones del otro. Los empáticos tienen corazones enormes y aunque a veces dan demasiado, el mundo necesita más acciones que vienen de ahí.
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Las personas empáticas son capaces de perdonar los defectos y las debilidades de los demás. Perdonan a quienes los lastiman porque saben que el perdón no es un acto de compasión sino de sanación propia. El mundo necesita practicar el perdón que cura el alma porque vivir de rencores sólo alimenta la energía negativa.
Las personas que son empáticas no tienen tiempo de hacer mal a los demás porque practican la gratitud y la comprensión. Esto ayuda a sobrellevar el trauma y el estrés, aumenta la autoestima y quita un peso de encima que las lleva a vivir con mayor satisfacción.
Quienes practican la empatía tienen la capacidad de identificar sus propias emociones negativas y transformarlas en una oportunidad de ser mejores.
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