La felicidad se encuentra en los lugares más improbables. No tienes que seguir un manual ni a nadie más que a ti misma.Viene en tantas formas que cualquier cosa puede traerte una felicidad inexplicable, por eso tienes que dejar de perseguirla.
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Todos queremos vivir más felices, pero la felicidad no es algo que se adquiere al obtener lo que quieres. La felicidad es algo que creas. Sentirte feliz es una elección que tienes que hacer todos los días. También es válido pasar por otras emociones como la tristeza y el enojo pero al final, sólo tú puedes transformarlos en felicidad.
¿Cómo puedes crear tu propia felicidad? La felicidad es un trabajo interno, y no un sentimiento que se obtiene de las influencias externas. Aunque no parezca, tienes el control sobre tu ente y tu cuerpo. Así que crear tu propia felicidad es bastante fácil, una vez que lo entiendes.
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Para la mayoría de las personas, la felicidad es un sentimiento que evoluciona como una reacción a algo positivo que sucede en su vida.
A veces, la felicidad proviene de la pérdida, del poder transformador de dejar ir. Duele pero dejar ir a las personas que no te hacen bien puede ser muy poderoso y traerte felicidad. A veces la felicidad viene de la oscuridad, cuando elegimos avanzar y convertir nuestras experiencias más dolorosas en nuestros más grandes triunfos.
Deja de perseguir lo que crees que te hará feliz. Deja de intentar controlar el futuro y absolutamente todo lo que te rodea. Deja de tratar de obtener todas las cosas que la sociedad te ha hecho creer que necesitas para ser feliz.
Tu felicidad no necesariamente tiene que estar en una pareja o un matrimonio, ni en los hijos ni en ese trabajo que te hace ver «exitosa». Crea tus propias metas y lujos. Abandona las expectativas poco realistas sobre el éxito y verás cómo poco a poco florecerá la felicidad.
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La felicidad nos rodea pero debes ser muy atenta y ver cómo puedes usar tus propias experiencias para alcanzarla. Incluso si todo es caos y confusión, siempre puedes crear tu propia luz.
Asume la responsabilidad de tus acciones y de tu vida. Cuando culpamos a otros o a las circunstancias de nuestra felicidad, instantáneamente le quitamos su poder y caemos en la mentalidad de víctima. Eso es lo que lleva a perseguiir continuamente algo que jamás nos hará felices. Nadie más es responsable de tu vida más que tú; nadie puede hacerte sentir de cierta manera o influir en tus acciones sin que lo permitas.
Nunca pongas tu felicidad en nadie más; porque todo es efímero. Recuerda que solo tú puedes traer felicidad a ti misma.
Practica la gratitud diariamente, es uno de los ingredientes para crear una vida feliz, te permite concentrarte en sentirte bien y en lo que está funcionando en tu vida. Es posible que no tengas control sobre las circunstancias externas de la vida, pero siempre tienes control sobre tu mundo interno. No es lo que haces, sino cómo lo haces lo que determina cuánta felicidad estás creando en tu vida en un momento dado.